El titular del Juzgado Criminal y Correccional N°60, Luis Schelgel, decidió este martes por la mañana que la muerte de la modelo Silvina Luna no sea investigada como un homicidio, según informó en las últimas horas el portal Infobae.
Esta decisión, que alivia la situación del misionero Aníbal Lotocki (quien le practicó en 2011 la cirugía de glúteos que supuestamente le costó la vida), se fundamenta en el principio jurídico de litispendencia, que alude a un juicio pendiente.
Lotocki ya había sido condenado en 2022 por el Tribunal N°28 a cuatro años de cárcel por las lesiones graves que sufrió la modelo, entre otras pacientes suyas, como Pamela Sosa y Estefanía Xipolitakis.
Para el juez, como esa causa aguarda la confirmación del fallo en Casación, todavía está vigente y por lo tanto hoy no se puede recaratular el expediente ni abrir uno nuevo.
El 31 de agosto pasado, Silvina Luna falleció a los 43 años en el Hospital Italiano a causa de una insuficiencia renal, atribuida al metacrilato inyectado en su momento por Lotocki.
Procesamiento confirmado
La buena noticia para el cirujano misionero se contrapone con otra mala conocida este mismo martes y emanada de la Sala IV de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, que confirmó su procesamiento por el presunto homicidio de Rodolfo Christian Zárate, quien falleció a los 50 años, el 16 de abril de 2021, tras diversas complicaciones derivadas de una intervención quirúrgica.
Un día antes, Zárate había ingresado a la clínica CEMECO de Caballito para realizarse una dermolipectomía programada, intervención que consiste en la remoción de tejidos en distintas partes del cuerpo, tales como “cuello, hombros, pectorales, brazos, axilas, cara anterior del abdomen, pelvis, región lumbar y sacar y glúteos”.
Tras la operación, el paciente fue llevado a una habitación, donde lo asistió una enfermera que notó algo inusual en su drenaje. En ese momento, se lo comunicaron a Lotocki, quien dispuso que Zárate volviera a ingresar al quirófano, donde le reabrió una de las heridas.
Tras pasar la noche dolorido y sin poder dormir, el paciente se descompensó la mañana del 16 de abril y fue intubado, al tiempo que personal de la clínica se comunicó con su obra social, desde la que enviaron una ambulancia, cuyos médicos advirtieron la complejidad del cuadro y convocaron a una segunda ambulancia.
En ese momento, el paciente sufrió un paro cardíaco y falleció luego de que intentaran reanimarlo, por lo que se dio intervención al SAME, que constató la muerte y comunicó el hecho a la comisaría de la zona, donde Lotocki quedó demorado.
En junio de este año, el titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°60, Luis Schelgel, procesó sin prisión preventiva a Lotocki como autor del delito de “homicidio simple con dolo eventual” y ordenó un embargo sobre sus bienes hasta cubrir los 4.804.700 millones de pesos.
“Está comprobado que Zárate no falleció por un problema estructural de salud previo que no fue advertido en los escuetos exámenes prequirúrgicos que le practicó Lotocki, ni por culpa de las ambulancias de Ayuda Médica que tardaron en llegar a CEMECO, ni porque estaba apurado por ser operado, ni porque intervino la mala fortuna, sino pura y exclusivamente porque, como bien propone el Fiscal de la causa, el acusado se representó que el paciente podía morir y, aún así, nada hizo para evitarlo”, indicó el juez.
Contra esa decisión, la defensa del médico presentó una apelación ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, que este martes concluyó que “es posible, con el grado de certeza exigido para esta etapa del proceso, atribuirle responsabilidad penal al imputado por la muerte de Zárate por cuanto su conducta resultó indiscutiblemente la causa determinante del resultado, que no se hubiera producido si no hubiera intervenido quirúrgicamente a Rodolfo Cristián Zárate, o adoptado mayores cuidados durante el control posterior a su práctica”.
En ese sentido, señalaron que existió una cadena de decisiones que adoptó Lotocki y que sumieron progresivamente al paciente “en la agonía que condujo a su fallecimiento”.
Cuestionaron también el establecimiento donde se llevó adelante el procedimiento, que solo estaba preparado -y autorizado- para intervenciones simples y ambulatorias. “Cuando volvió a la clínica a continuar operando en tan precarias condiciones, Zárate ya llevaba más de 20 horas en el lugar, había cuadruplicado la permanencia autorizada tras una simple cirugía ambulatoria. Incluso lo vio y se enteró -si es que no lo supo antes- de otros síntomas de mayor alarma aún, como la reiteración de los cuadros de baja saturación y requerimiento de oxígeno”, agregaron.
“Siguió sin reconocer la emergencia, a consciencia y con plena voluntad, a pesar de haber iniciado ya una transfusión de sangre -con dudoso procedimiento por su premura- que por ventura pudiera revertir el cuadro”, puntualizaron, por lo que consideraron que la muerte de Zárate derivó del accionar consciente y voluntario de Lotocki.
Fuentes: Infobae y fiscales.gob.ar