Y las aguas vuelven a bajar turbias…. como lo expresaba hace ya un año en esta columna, contrariamente a lo que quiso plasmar Hugo del Carril en “Las aguas bajan turbias”, aquel film donde nuestro Paraná de selvas y cascadas era el marco nefasto de la esclavitud y la muerte de nuestros mensúes; para los pescadores que las aguas crezcan y bajen turbias es un signo de esperanza y augurios de que se produzca una explosión de vida en nuestros ríos y arroyos.
Con sus casi 5.000 kilómetros que lo convierten en el segundo río más extenso de Sudamérica, llega a nuestras tierras luego de haber superado casi medio centenar de represas que condicionan su caudal.
A diferencia de los años anteriores, este mes inició la larga temporada de intensas lluvias en Brasil, por lo que en nuestra región se dieron las condiciones ideales para la reproducción íctica.
Es que el agua está turbia, con una temperatura bastante elevada y el caudal del río es el suficiente como para mantener la posibilidad del ingreso de los peces para depositar sus huevas en los cursos inferiores y lagunas que desembocan en el Alto Paraná.
En los últimos días hemos visto como empezaron a incrementarse las lluvias en toda la región y sobre todo en el norte de Brasil, por lo que creemos que nuevamente la naturaleza nos va a dar una posibilidad de que acompañemos esta bonanza para la reproducción de peces.
Si bien en Corrientes en los últimos años se viene implementando una veda extendida que permite la práctica de la pesca con devolución total, es sabido que es muy difícil controlar que eso se cumpla a rajatabla.
En nuestra provincia y a través del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables se implementa un sistema de veda total para la pesca deportiva, permitiéndose únicamente la pesca de subsistencia desde la costa. La prohibición históricamente se extendía por un período de entre 60 y 70 días, pero con el correr de los años se fue reduciendo hasta los 45 días.
Ahora bien, desde la óptica de los pescadores deportivos, que apenas termina el período de veda -a mediados de diciembre- salimos a surcar los ríos, nos encontramos con muchos peces cargados de huevas. Es por eso que creemos que sería importante la extensión del período de veda.
Días pasados, releía la ley que regula la pesca deportiva en nuestra provincia, confeccionada por el año 1977 y que lleva el número 1.040.
Por ese entonces la influencia de las obras del hombre no ejercían mayor impacto sobre las distintas condiciones de nuestros ríos y en los cuales los períodos reproductivos no quedaban expuestos a las distintas situaciones que hoy se plantean, condicionando los períodos reproductivos de los peces.
Eran épocas donde el éxito dependía exclusivamente del nivel de acatamiento que tenían los pescadores de las leyes vigentes.
Cabe destacar que en esos tiempos se autorizaba la pesca del dorado desde el 1º de marzo hasta el último día de octubre; y para las demás especies el período de pesca iba desde mediados de enero hasta noviembre, otorgándole a los peces un período mayor a los dos meses y medio para el desove.
Hoy el período otorgado a los peces para el desove ya está sellado en Corrientes, sin grandes cambios con relación al año pasado, y con la veda extendida que autoriza la extracción con devolución; mientras que en el río Uruguay, con la veda total pactada entre las autoridades del Ministerio de Ecología y sus pares brasileños, que decidieron mantener la prohibición de pesca desde el 1º de octubre hasta el 31 de enero del año próximo.
Es por ello que creo que la medida adoptada por las autoridades misioneras y brasileras son un claro ejemplo de que uniendo voluntades se puede llegar al objetivo de tratar de hacer de la pesca deportiva un deporte que a través de la devolución y el respeto por los períodos reproductivos de los peces se logre el objetivo de que grandes jornadas de pesca no queden solo en el rincón de los recuerdos.
Y así garantizar que una vez más aflore la vida en nuestros queridos ríos pues es responsabilidad de todos los que amamos esta pasión que nos une darle la posibilidad a los hijos de nuestros hijos de seguir disfrutando de la pesca deportiva.
Por Walter Gonçalves