Cuando son administrados en bajas dosis, de forma subterapéutica, mantienen en concentraciones relativamente bajas a bacterias patógenas que perjudican la salud y el desarrollo de los animales, promoviendo el crecimiento y mejorando la eficiencia alimentaria, que se traduce en una mayor producción de carne, leche y huevos.
Sin embargo, el uso de antibióticos promueve la selección de bacterias resistentes, que pueden transferirse a los humanos mediante el contacto con los animales o el consumo de frutas y verduras crudas que contienen estos patógenos. Esta situación representa una amenaza para la salud pública. La ecuación es simple: en las personas infectadas con patógenos resistentes a los antibióticos se limitan las opciones terapéuticas disponibles para determinados tratamientos y las posibilidades de revertir la infección.
Frente a este desafío sanitario, en la Universidad Nacional de La Plata desarrollaron una formulación de probióticos dirigida a animales, como alternativa para disminuir el uso de los antibióticos como promotores del crecimiento. El producto está destinado a cerdos y pollos y contiene una cepa de Lactiplantibacillus plantarum CIDCA 83114, aislada de un alimento fermentado. En la actualidad se está avanzando en el desarrollo de otros productos utilizando cepas aisladas directamente del tracto gastrointestinal del pollo de engorde comercializado en la Argentina.
Vale aclarar que los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, generan un efecto benéfico al consumidor a través de diferentes mecanismos y previenen una amplia gama de enfermedades.
El estudio se lleva a cabo en la Facultad de Ciencias Exactas, por el grupo de investigación de Microbiología del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (CIDCA, UNLP, CONICET, CIC) junto a la empresa ABIOTEC SA.
Reemplazar antibióticos
Estudios recientes estiman que el impacto del uso desmedido de antibióticos en la actividad agroveterinaria generará un aumento de las muertes relacionadas con la resistencia a antimicrobianos, pasando de las 700.000 de hoy, a los diez millones anuales hacia 2050.
La doctora Marina A. Golowczyc, integrante del equipo de investigación que desarrolla el probiótico, señaló a Argentina Investiga que “la presencia de residuos antibióticos en productos de origen animal destinados al consumo humano, el aumento de las bacterias resistentes y la demanda creciente de productos libres de residuos aditivos, genera la necesidad de búsqueda de productos alternativos que puedan sustituir a los antibióticos utilizados como promotores de crecimiento”.
“Sumado a esto, en los últimos años, se vienen desarrollando mejoras en el manejo, la sanidad y la nutrición de los animales utilizados para la producción intensiva, ya sea con fines de aumentar la productividad o para brindarles una mejor salud o estilo de vida a los animales”, agregó la investigadora.
Dentro de estas nuevas tendencias desde el punto de vista de la nutrición, el uso de probióticos como aditivos en la alimentación es creciente y está siendo extensamente estudiado para disminuir el uso de los antibióticos como promotores de crecimiento animal.
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO/WHO), para que un microorganismo sea designado como probiótico debe cumplir una serie de características: ser seguro para el animal, no causar enfermedad ni toxicidad; ser resistente al pH gástrico y a las sales biliares; tener capacidad de permanecer transitoriamente en el intestino para lograr una exclusión competitiva eficaz; y tener capacidad de inhibir el crecimiento de patógenos.
Está documentado que los probióticos tienen una influencia positiva en el incremento de los parámetros productivos (crecimiento y peso) y en el mejoramiento de las condiciones sanitarias. El uso de probióticos como promotor de crecimiento posiciona a este tipo de productos en un nivel superior a la actual administración de compuestos antibacterianos, para cumplir con la misma función. Los probióticos, en comparación a los antibióticos, no dejan residuos ni trazas en la carne comestible, evitan la selección de patógenos resistentes y su potencial transferencia horizontal en humanos.
El desarrollo y la fabricación de probióticos para aplicación animal se encuentra en constante investigación y la implementación necesita de mucho trabajo en las mejoras en el proceso.