Mientras se prosigue en la denominada “etapa de transición” entre La Niña y El Niño, puesto que aunque las temperaturas del pacífico sean las óptimas, en lo atmosférico (corrientes de aire) El Niño todavía no se ha instalado del todo en la región, por lo tanto no se nota aún mayor humedad ni la llegada de intensas lluvias, que son característicos del fenómeno.
“Está pronosticado que vamos a tener una primavera y un verano lluvioso y en general las consecuencias, si es que llueve un poco más de lo normal, son menos graves que si hay sequía”, señaló el experto en el campo de la meteorología vinculada al agro.
“Las pasturas siempre se comportan bien con las lluvias, entonces por ese lado estamos tranquilos y lo mismo con el alerta de incendios, que también será muy bajo en ese contexto”, aseguró.
Cultivos beneficiados
Con este escenario de cambio en lo meteorológico, José Olinuck se mostró entusiasmado porque en verano, cuando llueve, “la yerba y el té se ven muy beneficiados”, dijo.
“Si bien el té necesita días soleados y no es lo mejor que llueva tanto o que esté nublado, porque necesita horas de sol que son clave para evitar la caída de hojas”. De esa manera, Olinuck remarcó que, en general la abundancia de lluvias será beneficioso para el sector productivo en general.
“Si bien, hay tareas que se complican cuando llueve mucho y seguido, inclusive los frutales que necesitan mucha agua tampoco es bueno el exceso; no obstante, cuando falta ahí se pone fea la cosa”, aclaró.
Y agregó: “El té, la yerba, la ganadería, la forestoindustria se adaptan muy bien en temporada de lluvias, además que tampoco está previsto un fenómeno del Niño exageradamente intenso. Entonces, podemos tener lluvias por encima de lo normal, pero no va a ser tanto y eso es lo mejor que nos puede pasar”.
