Reconstruir la historia de un municipio no es tarea sencilla, pero gracias a la intervención y al arduo trabajo de los miembros de la Junta de Estudios Históricos, Campo Ramón puede exhibir con orgullo, la suya. “La epopeya colonizadora 1920-1945”, atesora testimonios reales de varios pioneros que aportaron su esfuerzo para la prosperidad de la zona, y sus vivencias y experiencia de vida para dejar plasmada en las páginas de este tan esperado libro, que servirá de cimiento para generaciones futuras.
La coordinadora general, Mirtha Monge, manifestó que el proyecto se había iniciado en febrero de 2020, en los albores de la pandemia. “En ese momento habíamos proyectado una salida de campo porque teníamos identificados a algunos vecinos que iban a testimoniar y que, afortunadamente, después, descubrimos que eran muchos más de los que habíamos pensado encontrar”, comentó.
El aislamiento obligatorio hizo que el equipo debiera reprogramar todo el trabajo. Ese tiempo fue aprovechado entonces para fundamentar el marco teórico. “Estudiamos, leímos, para fundamentar el trabajo que interrogaba ¿por qué vinieron?, ¿de dónde vinieron?, ¿qué pasaba en Europa, ¿qué pasaba en Argentina en ese tiempo, a fin de darle un contexto”, expresó. Y añadió que “una cosa muy interesante es que este libro arranca con esos antecedentes desde la época de los Jesuitas. Un dato interesante que quizás muchos desconocen es que muy cerca de Campo Ramón se encontraba la Reducción de Nuestra Señora de la Asunción de Acaraguá y Mbororé. Y como esa, hay varias perlitas en este libro. No digo que este sea un dato desconocido, pero que no todos están enterados sobre esas cuestiones”.
Las entrevistas fueron realizadas por Guerino Filippin, Jonatan Maciel Hachen, Mirtha Monge, Sebastián Montenegro, Raquel Munaretto, Enrique Slavinsky y Alejandro Zabala. La redacción corresponde a Maciel Hachen y a Monge, y la edición, a Maciel Hachen.
La profesora y licenciada en historia aclaró que, estas cosas, “nos dan el marco teórico a nuestro trabajo de investigación. Una vez que pudimos salir, que se levantó la pandemia, empezamos con ese encuentro cara a cara para obtener los testimonios. Para mí, fue muy enriquecedor. Habíamos hecho algunas entrevistas por Whatsapp, en forma online o a través del correo electrónico, pero nunca se acerca al encuentro cara a cara donde se pueden percibir muchas cosas. Y en algunos casos faltó eso porque, además del propio testimonio, se pueden observar los gestos, los silencios. La experiencia que tuvimos fue realmente maravillosa”.
Destacó la recepción de la gente que, mientras trabajaban, les acercaban un dato “que allá, en tal lugar, está el hijo de un fulano que vino de tal lugar. Así, nos acercábamos y fuimos recopilando la información que se tradujo en este libro que tiene más de 200 páginas y está dividido en ocho capítulos, desde la época de los Jesuitas hasta los albores de la Comisión de Fomento, allá por 1945. Lo seccionamos en distintas temáticas y un capítulo, el cuarto, es justamente el cuerpo del trabajo, donde mostramos cómo se fueron asentando las distintas épocas”, sostuvo Monge.
Los investigadores se encontraron con que los primeros que llegaron fueron los portugueses. “A ellos corresponden los datos más antiguos de asentamientos que tenemos. También los alemanes fueron numerosos y, los italianos, que son los que se asentaron en lo que es hoy el centro de Campo Ramón. De esta manera fuimos desmitificando la creencia que Campo Ramón era netamente una colonia italiana. Vemos que no es así sino es que hay un abanico de inmigrantes como en toda la zona centro. Hay portugueses, alemanes, ucranianos, polacos, italianos, además de la población criolla que hizo un aporte muy importante”, explicó la coordinadora general de “La epopeya colonizadora. 1920-1945”.
Aseguró que este grupo “que supimos conformar tuvo el acompañamiento de la comunidad en general. También de la intendencia. Siempre digo que fue más importante la ocupación que la preocupación del jefe comunal, José Luis Márquez Da Silva, porque desde allí surgió esta movilización. Él quería que se escribiera una historia de la comunidad, por lo que nos acompañó en todo lo que hizo falta. Nos cedió un espacio dentro del edificio municipal para que podamos trabajar allí porque una vez que teníamos toda la información vendrían muchas horas de lectura, de relectura, de ordenar y de ver qué era lo más importante, porque todo era importante”.
De todos modos, “quedó material como para escribir otro libro, de la misma etapa. Al principio, con los testimonios nos parecía poco. Seguimos buscando datos, y datos, pero cuando llegó el momento de sentarnos a escribir era muchísimo y todo muy interesante”, remarcó.
Valioso aporte humano
La docente puso de manifiesto la tarea de Jonatan Maciel Hachen, un profesor de historia que fue su alumno en el colegio secundario y “trabajar con él en esta reconstrucción, la verdad que fue un placer, porque sabe muchísimo. Quiero destacar sus dotes de historiador, lo que llevó que nos complementemos muy bien”.
También resaltó la colaboración de los otros integrantes de la Junta de Estudios Históricos que, no son historiadores ni profesores de historia -hay profesores de informática, abogados, periodistas, maestros-. La tarea que hicieron era justamente de logística porque había que ir a entrevistar y siempre había un voluntario que decía: ‘te paso a buscar’, ‘te acerco con mi auto’. Nos llevaban, nos traían. Eran los que tomaban las imágenes, los que grababan las entrevistas, entonces todos hacían algo en esta reconstrucción, que fue muy valiosa”.
Como escritora fue la primera experiencia de Monge y “la verdad es que me sentí muy cómoda. Me gustó mucho y esperamos que, a la gente, una vez que lea el trabajo, le pueda gustar lo que hicimos. El libro fue presentado en Campo Ramón el 23 de marzo pasado y, recientemente, en la Feria del Libro de Oberá, con mucha aceptación. Se acercaron al stand personas que ya habían leído y estaban muy sorprendidas con el material. Les pareció una lectura muy amena, muy atrapante, porque una de las características que tiene es que transcribimos el diálogo tal cual se produjo. Cuando hacíamos el relato, respetamos la expresión regional que tienen los testimonios”. Y ese estilo “a la gente le gusta, le llega de cerca, muchos se veían reflejados porque la historia de Misiones está atravesada por un patrón común que son los inmigrantes y todos tenemos más cerca o más lejos, un pariente inmigrante, con relatos y costumbres que son similares a los muchos otros”.
Durante la presentación se obsequiaron libros a todos aquellos que compartieron su testimonio. “Queríamos que pudieran tener un ejemplar y que vean que son parte de esa historia escrita. Fue muy gratificante. Estuvieron aquellos que pudieran porque algunos son muy ancianos y les cuesta movilizarse. Quienes no pudieron venir, enviaron en representación a sus familiares, sus hijos, sus nietos, que también se llevaron el libro, que se puede adquirir mediante el Facebook de la Junta de Estudios Históricos y la Municipalidad de Campo Ramón. Eso nos produjo una gran alegría porque el material es, de alguna manera, un homenaje a su propia vida”.
Pequeño recorte
Por cuestiones de tiempo, y ante la necesidad y la urgencia de publicar una historia escrita, se efectuó un recorte desde 1920 a 1945, que es cuando se organiza la primera Comisión de Fomento. ¿Cómo fue que el poblamiento, la ocupación del espacio? es lo que abordaron en esta primera etapa de esa reconstrucción histórica. “Tratamos de acercarnos lo más posible a la veracidad de los hechos. Fue la intención inicial reconstruir esa primera parte de la historia local: el período preinstitucional, el de la llegada de los primeros contingentes de pobladores, de la ocupación del espacio”, recordó.
Y advirtió que, seguramente, “faltaron datos. Tal vez haya algunos errores, pero de eso se trata el oficio del historiador: construir e interpretar constantemente en base a archivos, documentos y testimonios, un proceso histórico. Las interpretaciones de esta construcción podrán generar ciertas preguntas, pero con este trabajo se abre el camino a la historia escrita para Campo Ramón. Este trabajo busca, además, preservar la memoria local. Esa memoria que se pierde al desaparecer los protagonistas directos. Fue grato y de mucha suerte, poder entrevistar a varios de ellos. A futuro, la intención es dar continuidad al trabajo cronológico local, pero, sobre todo, animar a otros a poder escribir al respecto”.