Con el objetivo de fortalecer lazos, se conformó en Posadas la “Red de Cocineras Comunitarias de Misiones”. Sucede que en Argentina se presentó un proyecto nacional para el reconocimiento como trabajadoras, no solo como voluntarias. En su labor comunitaria, resaltan que cada vez más familias acuden a los comedores y merenderos, por lo cual cumplen un rol fundamental en los barrios populares.
La responsable del comedor Manantial de Vida, Mirian Morales, explicó a PRIMERA EDICIÓN que esta red “es algo que se está gestando desde el año pasado”. Con las otras cocineras de comedores comunitarios “ya nos tratamos de compañeras, nos conocemos de compartir capacitaciones, reuniones, muchas somos emprendedoras y vamos a las ferias”.
Con la conformación de esta Red de Cocineras Comunitarias en Misiones, resaltó que “entre todas tenemos la misma necesidad: cumplimos el rol de un trabajador, pero no tenemos sus beneficios”. Al comenzar a discutirse a nivel nacional este proyecto de ley para reconocimiento salarial de las cocineras comunitarias, aseguró que “decidimos hacer algo”.
Con el acompañamiento de otras organizaciones, Morales comentó que “decidimos difundir esta necesidad, convocar a otras referentes para reunirnos y exponer cuáles son nuestras necesidades”. En diálogo entre las cocineras de Posadas, indicó que “coincidimos en que no tenemos el reconocimiento como trabajadores”.
Al ser comunitario, contó que “somos trabajadores voluntarios, pero tenemos que buscar leña para cocinar, si llueve no contamos con un techo, tampoco cómo protegernos del calor y pasamos muchísimas necesidades”.
Tras la primera reunión de esta red, “queremos que otras cocineras se sumen y juntas podamos hacer que nos escuchen. Tenemos referentes que están hace más de 25 años en esto, con una increíble labor y son una inspiración para otros”.
El comedor Manantial de Vida funciona en la chacra 252 y Morales remarcó que “es un constante trabajo en equipo, donde actualmente somos cinco personas las que trabajamos”.
Precisó que, para atención a la comunidad, “detrás de cada plato servido, hay todo un trabajo de logística, porque buscamos las verduras, la carne, preparamos todo, conseguimos el pan. Es una labor de todos los días, donde cada copa de leche tiene un gran esfuerzo detrás”.
Para alimentar a las familias del barrio, ubicado en la zona oeste de Posadas, detalló que reciben alimentos “de la provincia, la Municipalidad y a través de las campañas solidarias, de diferentes oenegés, como la Red Alimendar”.
En cuanto a la necesidad de asistencia de las familias, comentó que trabajan “con colaboraciones para poder asistir a más familias, porque lo que nos entregan verdaderamente no es suficiente. Tenemos que hacer malabares para que alcance”.
Para lograr una buena alimentación, aseguró que “entra nuestra labor como madres, para administrarnos y poder variar los menús, porque los chicos se cansan de comer siempre lo mismo. Así que, con las mismas cosas, buscamos ir variando la preparación y que puedan tener una variedad”.
Sobre el impacto económico y la situación de los barrios, esta cocinera de comedor comunitario contó que “hay gente que antes no venía y algunos que les daba vergüenza ir a buscar comida, pero no tienen que tenerla. La pandemia hizo que todos estemos en el mismo lugar y no deben sentirse mal de pedir ayuda”.
En este sentido, expresó que “hay gente que se volcó al comedor, que pudo vencer esa vergüenza, porque somos todas personas que tenemos las mismas necesidades”.
Una red de voluntarios
Desde la Red Alimendar, Gionas Borboy, contó a PRIMERA EDICIÓN que, en estos nueve años de labor en Posadas, “trabajamos hoy con 22 comedores, muchos de los cuales están en una situación donde necesitan de la colaboración de las personas al ser autogestionados y que la pelean día a día para poder conseguir donaciones y mercaderías para trabajar”.
Acerca del proyecto nacional, contó que “el 8 de marzo se presentó el proyecto de Nación, desde entonces estamos interesados en acompañar a los comedores, muchos de los cuales no estaban organizados y trabajan por su cuenta”. Sobre este proyecto de reconocimiento a las cocineras, señaló que “es una manera de alzar la voz y ser parte de esto”.
Más allá de los comedores y merenderos que conocen, “existen muchos más y quieren ser tenidos en cuenta. Así que acompañamos y generamos un puente”.
A pesar de que muchos trabajan con organizaciones sociales, “otros son más familiares, no pertenecen a ninguna red”, recordó Borboy.
Con su presencia en la reunión, indicó que “fue hermoso ver que se formó esta Red de Cocineras Comunitarias y es un primer paso para luego ser una Asociación”.
De tal forma, consideró que este reconocimiento a las trabajadoras de comedores “ya sea a través de una ordenanza municipal o proyecto de ley provincial, esperemos que pueda avanzar”.
Borboy afirmó que “en esta lucha contra el desperdicio de alimentos se conformó esta gran red, porque los comedores son quienes acuden a los rescates de comida. Desde nuestro lugar, buscamos colaborar y que se pueda articular para generar cosas”.
En esto, “una de las últimas acciones fue con la gente de la Murga de la Estación, donde juntaron más de 500 kilos de alimentos no perecederos”.
Se quedaron sin alimentos
Vecinos de la Chacra 156, en la zona de Villa Cabello, reclamaron este último jueves por la falta de entrega de alimentos destinados al comedor comunitario del barrio. Al no contar con aportes, tuvieron que ver la manera de continuar la entrega de comida de forma autogestionada.
“Teníamos el comedor y merendero, pero dejaron de enviar los alimentos. Nosotros habíamos pedido al ministro de Desarrollo Social por nota, pero ahora ya nos sacaron la comida que era para los chicos”, aseguró a PRIMERA EDICIÓN Daniel Sánchez, uno de los voluntarios.
Señaló que “hace unos cuatro meses no recibimos comida”. En la asistencia barrial, indicó que “la gente está perjudicada, porque en el barrio viven muchos ancianos, discapacitados y chicos. Algunos tenían que ir a la escuela sin comer, ni merendar”.
Sánchez aseguró que este espacio funcionaba hace alrededor de un año y no fueron los únicos perjudicados. “Son muchos los barrios que ahora ya no reciben alimentos”, finalizó.