Cuando un amigo, compañero de trabajo o miembro de la familia atraviesa un momento complicado deseamos estar presentes y demostrarles que nos importan. Sin embargo, a menudo nos enfrentamos al desafío de saber cómo ayudar de una manera considerada y respetuosa hacia lo que están experimentando.
Realizar pequeños esfuerzos para brindar apoyo emocional puede aliviar su estrés y marcar una gran diferencia en su bienestar.
Una de las formas más efectivas de mostrar nuestro apoyo es llevando una comida casera. Personalmente, creo firmemente en el poder de los alimentos caseros para alimentar tanto el cuerpo como el alma, especialmente cuando alguien se está recuperando de una cirugía o está gravemente enfermo.
Otra forma valiosa de brindar apoyo es ofrecerse a ir a su casa y simplemente estar allí para escuchar, un acto tan simple y genuino, pero que tristemente muchas personas no practican. Permítele llorar, desahogarse y compartir sus sentimientos sin temor a señalamientos. Escuchar atentamente, validar sus emociones y brindar consuelo, puede marcar una gran diferencia en su proceso de curación. Tomarse el tiempo para simplemente escuchar es otra manera significativa de apoyar a alguien en momentos difíciles.
A menudo, cuando alguien atraviesa una situación complicada, creemos que no tenemos buenos consejos que ofrecer o no sabemos qué decir. Sin embargo, estar presente para alguien, especialmente para aquellos que nos importan, es una de las cosas más importantes que podemos hacer como seres humanos para profundizar y fortalecer nuestras conexiones. Todo lo que se necesita es una habilidad sorprendentemente simple, aunque no siempre fácil: el hermoso arte de escuchar con compasión, sin distracciones y con todo nuestro ser.
No es necesario tener las palabras perfectas o las soluciones mágicas. Basta con apartar nuestra propia vida por un momento y estar allí con todo nuestro corazón para escuchar de verdad.
En momentos difíciles, el uso de un lenguaje reconfortante es fundamental. Es importante evitar frases como “Puedo imaginar” o “Entiendo”, ya que no podemos comprender completamente la experiencia del otro.
En cambio, debemos hacerle saber a nuestro amigo que lo escuchamos y que estamos allí para él/ella.
Podemos preguntarles qué les sería útil en ese momento y brindarles el apoyo que necesitan.
Como alguna vez dijo el poeta John Andrew Holmes: “El mejor ejercicio para el corazón es agacharse y levantar personas”.