Alrededor de treinta puestos de venta de leña se destacan a la vera de la ruta provincial 103, a la altura de la localidad de Mártires. La mayoría son ocasionales, aprovechan el invierno que es la época de mayor demanda, otros están todo el año y suman la leña a la venta de artesanías, pero todos buscan un ingreso económico que alivie sus finanzas.
Anchico, canela, pino, debe ser madera dura, ideal para el fuego en cocinas, hogares, salamandras, se ofrecen picadas y en toritas en la capital de la zona centro de venta de leña.
Son vecinos radicados en el municipio, entre ellos por ejemplo, la familia Ferreyra que hace muchos años y anualmente mantiene el puesto de venta. Artesanías en madera, macetas, adornos de jardín y leña, se exponen a la vista de los viajantes que circulan por la arteria.
Cristian Cheropot (32), tiene su casa en inmediaciones de la ruta, además se dedica a la carpintería y artesanía en madera. “Todos los años en la época del invierno vendo leña. Tengo media hectárea de monte, así que saco la leña que hay y traigo a vender, una vez que se acaba ya está. Los que tienen monte grande pueden mantener la venta todo el año, pero esta es la época de mayor venta”, comentó. “Lo que más se vende es para cocina a leña o los toritos para hogar”, agregó.
Los precios coinciden en todos los puestos, por lo que se juegan a la suerte de ser elegidos por el consumidor.
David Sosa (34) es otro de los artesanos y vendedor de leña. “Hace siete inviernos que vendo leña y hace un año agregué las artesanías que yo mismo hago, mesas, bancos en madera, me amañé nomás, sin hacer curso ni nada”, expresó.
“Estoy todo el año ahora, antes era solo en invierno, tratando de sobrevivir con esto. La leña me traen de la chacra, yo me quedo todo el día acá en el puesto, por ahí hago turno con mi hijo para que quede a la noche, pero hay que estar”, remarcó.
Adelino Villalba (66) se considera un luchador. Toda su vida trabajó haciendo changas en la tarefa y desmonte, pero nunca tuvo un buen patrón sostiene, todos le pagaron miseria, abusaron de sus servicios, por lo que apenas le dio para sostener a su familia, viviendo siempre con necesidades, sin poder progresar.
Hace unos meses, construyó una precaria vivienda, sin servicios, en cercanías a la ruta. Allí se instaló con su familia (ver foto principal). Con el inicio de la época de bajas temperaturas, se apostó al costado de la ruta y es otro de los vendedores de leña.
“Es la única que nos queda. A veces se vende, porque somos muchos, depende de que paren los autos”, manifestó.
Sobre la misma arteria, pero ya a la altura de la localidad de San Martín, otras familias utilizan el mismo recurso.
“Estoy hace diez años con la venta de leña. Este año supera los dos mil pesos el metro. Estoy solo en invierno, en verano busco otra cosa, pero esta es la temporada que la gente busca leña. Así que compro de los colonos, voy a las chacras a buscar y revendo”, comentó, uno de ellos, Daniel Espíndola.