El acordeonista y compositor correntino Tarragó Ros, conocido como “El rey del chamamé” y uno de los grandes exponentes de la historia de la música litoraleña -creó clásicos como “Camino del arenal” y “El curuzucuateño”-, cumpliría hoy 100 años y dejó en vida un inmenso legado en la cultura argentina.
Nació el 19 de junio de 1923 en la ciudad correntina de Curuzú Cuatiá y a lo largo de su vida registró cerca de 300 composiciones y se erigió en el artista chamamecero más premiado de la historia del género.
“Lo que más le gustaba a mi papá es que la gente bailara y aunque a mí me parecía una profesión menor, él me enseñó que el músico de baile está más alto porque entra por el corazón de las personas sin importar cómo sea físicamente o las morisquetas que haga”, dijo a la agencia Télam el reconocido Antonio Tarragó Ros, evocando a su padre en el centenario de su nacimiento y tras un homenaje que brindó en el marco de la quinta noche del último Festival Nacional de Folclore de Cosquín.
Hijo de un inmigrante español y una criolla correntina, propietarios de una barraca de cueros, Tarragó aprendió de niño a tocar armónica, piano y acordeón y a fines de la década de 1930 integró conjuntos musicales con su hermano Antonio, junto a quien realizaron giras por la provincia de Corrientes.
A principios de los 40 creó junto al bandoneonista Adolfo Bargas, Melodías Guaraníes, agrupación que integró junto a sus amigos de la adolescencia como Edgar Estigarribia, Gregorio Benítez, Chiquito Insaurralde y Tula Hernández.
En este conjunto tocaba acordeón y piano indistintamente y realizó su primera audición en Radio Salto (ROU) y paralelamente publicó en su ciudad natal la revista Brisas Correntinas, con contenidos culturales (noticias musicales, letras de canciones y textos humorísticos) y agenda de actuaciones, con el objetivo de difundir la música litoraleña.
Luego de una breve estadía en Buenos Aires (ciudad a la que arribó en busca de nuevos horizontes como músico), en 1944 formó el conjunto Melodías Guaraníes con el bandoneonista Oreste Hernández y entre 1945 y 1948 reemplazó a Tránsito Cocomarola en el conjunto Los hijos de Corrientes, de Emilio Chamorro.
En ese tiempo, se radicó en la ciudad de Rosario (Santa Fe), donde formó su conjunto con Carlos Olmedo, como cantante, Felipe Lugo Fernández, Rómulo Velásquez, Adriana Selva, Edgar Estigarribia y Alonso,
Otros reconocidos músicos como Isaco Abitbol, Damasio Esquivel, Toti Aguilar y Rodolfo González colaboraron con Tarragó en actuaciones y grabaciones a lo largo de 25 años años del conjunto.
El 25 de octubre de 1954 grabó su primer disco, un simple de 78 RPM para el sello Odeón, con los temas “El Toro” de Alberto “Cambá” Castillo y “Don Gualberto” canción que le pertenece a Tarrago Ros junto con el guitarrista Lugo Fernández.
Desde ese momento, los álbumes de Tarragó Ros se convirtieron en un suceso, por lo cual en 1965 Odeón le entregó un premio como el músico argentino más exitoso en la venta de discos, luego de superar el millón de unidades.
“Mi papá vendió más discos que Los Beatles pero les pusieron la plata a ellos para que destruyeran las músicas regionales del mundo”, dijo el hijo de Tarragó en otro pasaje de la charla en rueda de prensa en Cosquín, quien en 1966 y los 19 años, se integró a su conjunto como acordeonista.
“Don Tele”, “El galpón”, “Faustino Lescano”, “El tirabuzón” y “El prisionero” fueron otras de las canciones que creó a lo largo de su larga trayectoria.
Tarragó falleció de un ataque al corazón en Rosario, el 15 de abril de 1978, a los 54 años.