Artículo de Open Democracy, plataforma de medios internacional
¿Cómo un autodenominado libertario, admirador de Donald Trump y Jair Bolsonaro y que quiere privatizar hasta las calles, ha logrado llegar al tercer lugar en las encuestas para las elecciones presidenciales de octubre de 2023?
Con esa pregunta podría comenzar la historia del desembarco de Javier Milei en la política argentina.
Este economista de 52 años con estilo “rockero” saltó a la fama hace unos años desde talk shows televisivos donde atacaba con virulencia al economista británico John Maynard Keynes por considerarlo un economista funcional a los “políticos ladrones”.
Al mismo tiempo, difundía sus ideas “libertarias” en una obra de teatro, una especie de monólogo con escasa producción, frente a audiencias numerosas, en las que se destacaba una amplia presencia de jóvenes.
Varios medios comenzaron a hablar del economista de “peinado raro”, por su particular estilo. Él respondió que simplemente abría la ventanilla de su auto y lo peinaba la mano invisible del mercado.
Por primera vez, en los programas televisivos mainstream emitidos en horarios centrales se podía ver a alguien que se autodenominaba “anarcocapitalista” y que decía que había que dinamitar el Banco Central (BCRA).
Consciente de la enorme popularidad que había ganado con su mensaje, el economista decidió lanzarse a la política. En las elecciones de 2021, su sello La Libertad Avanza obtuvo 17% de los votos en la Ciudad de Buenos Aires e ingresó al Congreso Nacional.
Murray Rothbard
La de Milei es una batalla en la que se entremezclan sus puntos de vista ideológicos con un proceso de conversión personal.
Y es que, como él mismo dijo, en 2013 todo cambió para él. Ese año leyó un artículo del estadounidense Murray Rothbard y sus ideas previas se desmoronaron.
En ese momento, consideró que todo lo que había enseñado como profesor de microeconomía -básicamente, teoría neoclásica- “estaba mal”. Fue entonces cuando se convirtió a la escuela austriaca de economía de Ludwig von Mises y Friedrich Hayek.
Fue un verdadero quiebre que, según cuenta, cambió su visión del mundo. Pero lo que unos años antes habría pasado quizás desapercibido, o como un fenómeno puramente folclórico, terminó germinando en un momento particular del mundo: la expansión del trumpismo y la derecha alternativa y el rechazo a la política tradicional.
Y de Argentina: el desencanto tanto con el peronismo como con la centroderecha.
Si al comienzo de sus apariciones públicas Milei solo hablaba de economía, de a poco comenzó a incluir una serie de tópicos de las nuevas derechas: el nuevo anticomunismo, la obsesión con el Foro de San Pablo (una red de partidos de izquierda latinoamericanos sin gran incidencia real), el rechazo a la “corrección política”, la denuncia de la “casta” política, la reivindicación de la “libertad” y, en líneas generales, la adhesión al nuevo antiprogresismo corporizado en las derechas radicales.
Desde esa plataforma, a la que sumó su estilo irreverente, puso en marcha un verdadero fenómeno político.
Estrategia
Murray Rothbard (1926-1995), el referente intelectual de Milei, ya había escrito en 1992, de manera bastante profética, que los libertarios -el prefería llamarse paleolibertario para diferenciarse de los “hippies antiautoridad” del Partido Libertario estadounidense- debían impulsar el populismo de derecha como estrategia política.
La estrategia trazada por Rothbard buscaba, fundamentalmente, sacar a los libertarios de su aislamiento político. Según sus pronósticos, una alianza con fuerzas de derecha conservadoras y reaccionarias les permitiría “llegar al pueblo”. Su proyecto anticipó fenómenos posteriores como el “Tea Party” o el “trumpismo”.
Milei recupera, a su modo, esta tradición. Curiosamente, hoy es el candidato más “ideológico” de la oferta electoral argentina. Y lo es a punto tal que se arriesga a perder votos por ello. Un buen ejemplo sucedió cuando, para seguir fielmente su ideología, defendió “mercados incómodos” como los de compraventa de órganos… e incluso de niños.
Proyección
En el plano internacional, se vinculó con el partido de extrema derecha español Vox, también con Jair Bolsonaro (sobre todo con su hijo Eduardo) y con figuras como el chileno José Antonio Kast.
Además, apoya a Donald Trump, incluso sus denuncias de fraude y su negacionismo climático.
En la discusión intralibertaria sobre el aborto, Milei se define como “provida”.
Aunque hasta ahora no pudo festejar, hoy el economista se dedica a armar su proyecto en las provincias, donde la política es más “territorial” que ideológica.
En su cerrado círculo íntimo aparecen su hermana, a quien denomina “La Jefa” pese a que carece de la más mínima experiencia política, y Carlos Kikuchi, alguna vez vocero del ex-ministro de Economía Domingo Cavallo durante la presidencia de Carlos Saúl Menem.
Con cerca del 20% de intención de voto en algunas encuestas, a Milei no le faltan dirigentes locales que en las elecciones de 2023 quieran ir “colgados” de su marca.
Según varias fuentes consultadas por El País, él habría puesto como condición para cualquier alianza con políticos locales que estos realicen primero un acto de fe apoyando su candidatura presidencial y, luego, que midan por sí mismos al menos 15% en las encuestas de opinión.
Lejos de apostar a inexpertos y utópicos jóvenes libertarios para renovar la política, en el interior argentino compra llave en mano a figuras o estructuras locales ya instaladas, aunque sean parte de la odiada “casta” política.
Así, en Tucumán Milei se alió con Ricardo Bussi, hijo de Antonio Domingo Bussi, exrepresor condenado por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura militar.
Ricardo Bussi hace campaña desde un campo de tiro en favor de la libre portación de armas. Ninguno de esos políticos provinciales oyó probablemente antes el nombre de Rothbard ni podría explicar qué es el “anarcocapitalismo”, pero pueden repetir algunos eslóganes sobre la decadencia argentina y la “libertad”.
Ideología
Si en la centroderecha sostienen que Argentina “se jodió” con el peronismo, Milei sitúa ese momento mucho más temprano en la historia y lleva su retroutopía a la Argentina liberal del siglo XIX (cuando aún no existía el Banco Central).
Curiosidades argentinas: al igual que el macrismo y otros antiperonistas, Milei considera que el mejor presidente argentino fue Carlos Menem, un peronista, responsable de las privatizaciones masivas de la década de 1990.
Ideológicamente, los libertarios de extrema derecha de Milei contienen una ambigüedad fundamental: si por momentos consideran al Estado el Mal absoluto -Milei llegó a decir que el Estado es peor que la mafia- y defienden el armamento individual como solución ultraindividualista de la inseguridad, en otras ocasiones apoyan la mano dura y defienden a la policía, o a Gobiernos como el de Bolsonaro.
Es un dilema conocido del ultraliberalismo: entre una democracia “socialista” y una dictadura liberal, sería mejor la segunda.
Por eso, en el pasado, varios “liberales” apoyaron la dictadura de Augusto Pinochet en Chile. Pero en el caso de Milei no se trata solo de cinismo o doble rasero. En sus planteos conviven una tensión entre su “anarquismo” y su “derechismo” y un rechazo más o menos explícito a la democracia, asociada a los odiados políticos de la “casta”.
Milei propone privatizar el conjunto de la vida social, hasta “las calles”, que al ser públicas “escupen socialismo”, o las cárceles.
Como detesta la política profesional, sortea cada mes su sueldo de diputado entre miles de inscriptos.
Votos
Sin dudas, si el candidato de la oposición es el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Horacio Rodríguez Larreta (centroderecha más moderada), las posibilidades de Milei en octubre de 2023 son mayores que si es la ex-ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que encarna un discurso más duro.
De hecho, Milei considera que Bullrich, como Macri, no son “casta”.
Según algunas encuestas, consultadas por El País, Bullrich está creciendo, con un discurso “populista de derecha”, y Rodríguez Larreta se estaría estancando con su apuesta más centrista. Este último, sin embargo, cuenta con grandes recursos provenientes del Gobierno de la ciudad más rica del país.
En la provincia de Buenos Aires, un distrito estratégico, el peronismo cruza los dedos para que Milei crezca y le quite votos al macrismo. Como en esta provincia no hay segunda vuelta electoral (todo se define en la primera), una buena votación del libertario aseguraría una reelección como gobernador del kirchnerista Axel Kicillof.
Por lo pronto, en Juntos por el Cambio tomaron nota del nuevo clima y buscan blindar sus listas con candidatos “liberales”, para tratar de contrarrestar el fenómeno Milei.
Seguidores
¿Cuánto hay de rebeldía conformista en los numerosos jóvenes que se sacan selfies con el libertario? ¿Cuánto hay en sus fans de una suerte de homenaje a la celebrity culture? Milei expresa un fenómeno subcultural (en su momento despreciado por algunos politólogos) que se desbordó hacia la política.
Una especie de tribu urbana que de pronto fue capaz de generar un fenómeno electoral.
La “libertad” como significante vacío es clave en el discurso de Milei. Y este término tiene declinaciones diversas, desde el “derecho humano” a evadir impuestos (Milei dixit) hasta la reivindicación de la economía informal en zonas populares, que le da votos también en espacios sociales otrora reactivos a votar por liberales demasiado acartonados y elitistas.
¿Será este “libertarismo” un fenómeno pasajero o se arraigará en el paisaje político local? Aún es pronto para saberlo.
En cualquier caso, su ascenso refleja una especie de retorno de lo reprimido de la crisis de 2001. Hoy el malestar ha vuelto, en medio de la inflación descontrolada y un futuro en crisis, pero las ofertas “antineoliberales” están erosionadas por los resultados ambivalentes de la propia experiencia kirchnerista posterior a 2003.
En ese marco, emerge algo que quedó latente (derrotado ideológicamente) en 2001: la apuesta a superar la crisis no mediante un cuestionamiento del “neoliberalismo” sino, por el contrario, dando un salto hacia adelante: dolarizando la economía. Una propuesta levantada por Menem en 2003.
Milei es parte de un fenómeno más amplio que tiene otros actores en la misma sintonía: que Patricia Bullrich, ex-referente del peronismo de izquierda y hoy referente de la derecha, tenga hoy posibilidades de llegar a la Casa Rosada con un discurso de mano dura -tanto contra la delincuencia como contra la protesta social- es parte de este revival del 2001 sin masas en las calles, pero con mucha frustración social.
“(Con Milei) inventaron algo mágico en lo cual creer”
El expresidente de Uruguay José “Pepe” Mujica habló luego de la presentación que realizó en la Feria del Libro en el predio porteño de La Rural, en donde seguidores del precandidato a presidente Javier Milei lo agredieron verbalmente en la antesala de una exposición el domingo 14 de mayo.
“No hubo ningún momento en 200 o 300 mil años de historia en el que los grupos humanos no inventaran algo mágico en lo cual creer, que después lo fanatizaba”, analizó en una entrevista con el canal de noticias IP.
“No tiene vuelta, somos así”, agregó con un dejo de resignación y agregó: “Eso está pasando porque hay una crisis de esperanza, porque en el piso, en la profundidad de la historia, estamos entrando en una nueva civilización y vamos a sufrir mucho”.
Para Julieta Waisgold, especialista en comunicación política, la alianza La Libertad Avanza puede incluirse entre las llamadas “nuevas derechas” cuya reacción frente a la agenda de género y de derechos humanos no es el origen sino el síntoma.
“Debajo de eso hay razones que tienen que ver con que los partidos tradicionales no terminan de canalizar determinadas demandas sociales”, evalúa y agrega: “La incógnita sobre el futuro de este espacio de la ultraderecha es cómo y quién responde a ese descontento que propone”.
Crisis económica y discursos antipolítica
Mariana Gené, socióloga y autora de La rosca política, coincide. “Es difícil saber si Milei es un fenómeno que llegó para quedarse o no, porque se monta en distintas cosas, no sólo en la reacción contra la agenda de género y diversidades sino, también, en un malestar con la situación. La crisis económica es un buen momento para discursos antipolítica muy disruptivos”, advierte.
De algún modo, sostiene la Doctora en Ciencias Sociales, esa fuerza se vislumbraba ya en 2019 con los movimientos de Mauricio Macri después de las PASO.
“Empezó con las marchas del Sí, se puede; hizo un giro más a la derecha para tratar de contener los votos que se iban por ese lado”, recuerda y amplía: “De hecho, fue cuando se manifestó en contra del aborto y profundizó algunos de los guiños hacia ese electorado”.
“La diferencia, en el caso de Milei, es que agranda mucho esa agenda con un discurso económico muy agresivo, muy antipolítico”, agrega Gené.
La novedad, además, incluye altos niveles de violencia y transnacionalización del fenómeno: desde el Brasil de Bolsonaro hasta el merchandising con símbolos iguales a los que portan seguidores de grupos ultraderechistas como QAnon en Estados Unidos, responsables de la toma del Capitolio en enero de 2021.
Milei, una variable aún indescifrable
La figura de Javier Milei mantiene un protagonismo sostenido en las encuestas, donde se consolida como el candidato presidencial con alta intención de voto para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
En los sondeos de opinión, entre el 20 y el 30% de los consultados asegura que votará por el liberal en esa primera ronda electoral.
Otro dato llamativo que arrojan las consultoras es que el provocador “anti-establishment” ya promete romper el modelo de bicoalicionismo que caracterizó las últimas contiendas electorales en la Argentina y restituir la lógica de los tres tercios.
“La paridad entre Juntos por el Cambio, el Frente de Todos y La Libertad Avanza de Javier Milei se encuentra ya casi en un triple empate técnico”, indicó el último informe de Zuban Córdoba.
En rigor, los resultados de los recientes comicios provinciales permitieron constatar que, por ahora, el de Milei es un fenómeno individual que sólo podría impactar en la disputa nacional.
Las urnas expusieron que el clamor libertario no hizo mella en Neuquén, Río Negro y La Rioja donde el referente nacional bendijo las candidaturas a gobernador de Carlos Eguía, Ariel Rivero y Martín Menem, respectivamente.
Eguía se quedó apenas con el 8,23% de los votos, mientras que Rivero alcanzó el 9,33%. La mejor performance la tuvo Menem, que consiguió acercarse al 16%, aunque todos quedaron muy relegados.
En el caso de Jujuy, Cecilia García lideró la alianza que surgió de un acuerdo con los libertarios, pero tuvo un paupérrimo desempeño y logró sólo el 3,3% de los votos.
“No tiene condicionesde gobernabilidad”
Está claro que a Milei le falta estructura territorial y que por ello quedó obligado a construir alianzas endebles, lo que también supone un riesgo, tal como lo señaló el politólogo Andrés Malamud.
“Milei no tiene condiciones de gobernabilidad democrática porque, aunque haga la mejor elección del mundo, va a tener menos de un tercio en el Senado y menos de un tercio en Diputados. Y enfrente está la casta, así que, aunque elija a unos muy poquitos, no va a llegar al tercio”, repasó Malamud.
“En Argentina para gobernar hay que ponerse de acuerdo y él rompió todos los puentes para ponerse de acuerdo. En hiper minoría no se gobierna en este país democráticamente. Autoritariamente, en hiper minoría alcanza con uno”, completó.
El politólogo Lucas Romero menciona que las ofertas opositoras “se han equilibrado” y que JxC quedó “lejos de ganar en primera vuelta por el crecimiento de Milei”.
“El 33% de los votantes de Milei son votantes que en 2021 se inclinaron por JxC, mientras que el 10% fueron del FDT. Milei creció predominantemente con votantes de JxC”, precisó el director de la consultora Synopsis.
¿“… de dónde te tenemos miedo”?
Con Mauricio Macri fuera de la contienda presidencial, la propia Cristina Kirchner decidió subirlo al ring a Milei al cuestionar sus propuestas para dolarizar la economía.
“Esos mamarrachos que andan diciendo que la casta tiene miedo, ¿de qué tiene miedo? Si nunca te pasó nada, hermano. ¿Qué me venís a joder, de dónde te tenemos miedo, caraduras?”, lanzó la Vicepresidenta que la semana pasada pulverizó las expectativas de aquellos que la reclaman como candidata.
“No voy a ser mascota del poder por ninguna candidatura. He dado muestras, como nadie, de privilegiar el proyecto colectivo sobre la ubicación personal”, dijo Cristina hace una semana en una carta pública donde ratificó que no será protagonista en este año electoral.
La directora de Management and Fit, Mariel Fornoni, aseguró al otro día que la carta de Cristina Kirchner descarta una postulación presidencial, pero no que ella “aparezca en alguna boleta” del Frente de Todos.