Irina y Maxi comparten muchas cosas además de los entrenamientos y la pasión por el atletismo. Para ambos, será la primera vez arriba de un avión. Y también, la primera vez fuera del país. Pero hay otra cosa, mucho más importante, que tienen en común: el deporte les cambió la vida para siempre.
Cada vez falta menos para los Juegos Parapanamericanos Juveniles de Bogotá -del 2 al 12 de junio- y los dos misioneros afinan detalles. Irina Benítez (18) y Maximiliano López (19) se preparan para una experiencia única que los tendrá como embajadores del atletismo adaptado de la tierra colorada.
Irina competirá en lanzamiento de bala y jabalina. Maxi, en tanto, lo hará en los 100 metros llanos y en salto en largo. “Son muchos sentimientos que no se pueden explicar con palabras”, coincidieron ambos a EL DEPORTIVO, que compartió junto a ellos la recta final rumbo a Colombia.
Desde la Capital del Monte
Maxi es de Oberá y entrena en la Escuela de Atletismo Adaptado de esa ciudad, a cargo de Jorge “Chino” Flores. Arrancó casi de casualidad hace unos cinco años, después de que una profe lo incentivara con el atletismo en la clase de Educación Física, en la Escuela Provincial 686 de la Capital del Monte. Aquella docente no se equivocó al notar el potencial que Maxi logró explotar hasta ganarse el pasaje al Parapanamericano.
“La profe Luján Cerdán empezó a hablar conmigo y me convenció. Soy el único que hace atletismo en la familia, así que están todos más que contentos y emocionados”, sonríe López a EL DEPOR, quien logró la clasificación tras los buenos rendimientos que obtuvo en los últimos certámenes nacionales y, sobre todo, en el Clasificatorio que se realizó en Neuquén, a mediados de marzo.
“Mi mejor marca en los 100 metros es de 14s99/100, mientras que en salto en largo es de 4,64 metros. Antes de viajar, quiero bajar unos 2 o 3 segundos en esa primera prueba y mejorar unos 40 o 50 centímetros en salto en largo”, se ilusiona Maxi, quien asegura que viajan a Colombia “con objetivos y metas muy grandes, quizás no nos centramos en una medalla porque sabemos que va a ser difícil, pero con mejorar mis marcas y competir ante los mejores, va a ser un sueño hecho realidad”.
El atleta obereño se ilusiona con ese momento en el que se vista de celeste y blanco para salir a la pista. “Hay muchas cosas que no se pueden explicar con palabras. Siento orgullo, emoción, nervios, voy a representar a mi país y a mi provincia”, se emociona Maxi, quien gracias a esta convocatoria, además, se subirá por primera vez a un avión y saldrá también por primera vez de la Argentina. “No tengo miedo”, afirma con coraje.
Embajadora de Garupá
Para Irina, lo ya dicho, también será su primer vuelo. La atleta oriunda del barrio Santa Helena de Garupá entrena en la EDA que funciona en el CePARD, a cargo de la profe Maia Guastavino. Y la citación llegó después de participar -al igual que Maxi- en varias concentraciones de la Selección Argentina en Buenos Aires.
“Venimos muy nerviosos, pero estoy muy feliz y contenta. En este último tiempo estuve mejorando mis marcas y eso me tranquiliza bastante”, afirma Irina a EL DEPORTIVO, tras asegurar que cumplió con una de sus principales metas, la de alcanzar los 9 metros en lanzamiento de bala: “el objetivo era ese y estoy en 9,10, así que ya no me pongo esa presión”.
El trabajo silencioso que hacen los profes de atletismo adaptado toma otra dimensión -claro- cuando chicos como Irina o Maxi logran clasificarse a un torneo de esta jerarquía. No obstante, el éxito no pasa solamente por lo deportivo, sino también por lo humano, por todo lo “extra” que los chicos ganan gracias al deporte. En Irina, por ejemplo, se traduce en independencia. “Antes me traían, pero ahora vengo todos los días en colectivo”, dice, apasionada y con la expectativa centrada en Bogotá.
Uno de los principales sueños tanto para Irina como para Maxi va camino a cumplirse. El Parapanamericano marcará un antes y un después para sus vidas que, desde el vamos, ya son otras después del deporte.