En pocas horas, el 1 de mayo, los argentinos celebraremos el Día Internacional del Trabajador, una jornada anual repleta de emotividad para una sociedad que intenta seguir a flote en un mar de pésimas decisiones políticas y económicas.
De acuerdo a los últimos datos ofrecidos por el INDEC a través del estudio “Mercado de Trabajo”, en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), en el cuarto trimestre del 2022 la desocupación bajó al 6,3% y la tasa de empleo subió al 44,6%, lo que significa que hay 72 mil personas menos buscando trabajo en los 31 principales aglomerados del país.
Pero que la tasa de empleo haya registrado un crecimiento en el cuarto trimestre del año pasado, no borra otros datos preocupantes, como el crecimiento proporcional de asalariados que se desempeñan en la informalidad. La calidad del empleo en Argentina viene en declive hacer varios años y eso explica buena parte de los datos de pobreza.
Pocas horas después del Día del Trabajador vendrá otra fecha que nada tiene de celebración, pero será fundamental para el futuro inmediato, tanto como que definirá la semana.
Es que el 2 de mayo el país podría quedarse sin dólares en las reservas del BCRA si les pagara a los organismos internacionales. Lo que en teoría puede ocurrir el martes es algo que se viene postergando desde marzo y gracias a un guiño de Estados Unidos luego de una cita entre Alberto Fernández y Joe Biden. Ese favor permitió oxigenar las reservas, pero quedó la promesa de seguir con los pagos en abril y mayo.
Así de corto es el margen de acción de un Estado que se fue perdiendo en incumplimientos y en una macro agudizada por la inflación y la caída del consumo.
Lo que ocurra el 2 de mayo, si es que antes no se desarrolla una salida, desembocaría oficialmente en un impago.