El 6 de abril de 2006 Violeta del Carmen Artymyszyn fue condenada a prisión perpetua por matar de un disparo calibre 38 a su esposo Nicolás Esteban Hrenessen en su vivienda del barrio Villa Dolores de esta capital.
A 17 años del fallo del Tribunal Penal 1 de la Primera Circunscripción Judicial y a 21 del hecho juzgado, la mujer que hoy tiene 59 años, intenta su resocialización bajo libertad condicional con supervisión del Patronato de Liberados y Egresados provincial.
Artymyszyn ingresó a la nueva etapa de su reinserción tras cumplir poco más de doce años de encierro directo, como sentenciada y en la Unidad Penal V del Servicio Penitenciario Provincial. Vale recordar que entre agosto de 2011 y febrero de 2014 estuvo libre por un hábeas corpus presentado por el defensor oficial Marcelo Ozuna, quien recurrió la condena en la Corte Suprema de Justicia de la Nación y por el largo plazo sin sentencia firme desde 2006 le correspondía aguardar en libertad.
El 30 de diciembre de 2022, se hizo efectiva la decisión de los camaristas del TP-1, Viviana Gladis Cukla, Gustavo Bernie y Ángel Dejesús Cardozo de otorgarle la libertad condicional hasta que complete la ejecución penal por completo, el 30 de diciembre de 2030.
La decisión fue acompañada por el fiscal Martín Rau, pero se sustentó en el cumplimiento con notas satisfactorias y sobresalientes en estudios y conducta de la encartada. Pero también con informes sin tachas en cuanto a su salud mental y a su evolución necesaria indicados por los peritos del Cuerpo Médico Forense del Superior Tribunal de Justicia.
Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN destacaron como ejemplo la actitud de Artymyszyn para el estudio y las labores en talleres como los vinculados a las huertas y viveros de la prisión de mujeres en Miguel Lanús.
Hrenessen fue encontrado en la cama de su habitación con un disparo en el pecho durante la madrugada del 29 de diciembre de 2002 en Posadas. Violeta Artymyszyn le dijo a los investigadores policiales que no fue ella quien lo atacó sino un desconocido en un supuesto intento de robo. Pero las pericias hallaron rastros de pólvora en sus manos y su coartada de haber escuchado la detonación desde su cuarto, contiguo porque convivían bajo el mismo techo pero estaban separados, se desvaneció y fue acusada como presunta autora de “homicidio calificado por el uso de arma de fuego y agravado por el vínculo y alevosía” (previstos en el artículo 80 y 41 del Código Penal Argentino”.
La defensa de Artymyszyn apeló al fallo condenatorio del Tribunal Penal 1 en 2006. Insistió en casación que jamás en el juicio y en la instrucción de la causa se siguieron las pistas que ella brindó, tal vez la principal, la coartada del policía, presunto amigo de ella como autor del disparo.
Tampoco habrían dado importancia a los dichos de uno de los hijos de Artymyszyn, que apuntaba a que su madre estuvo en su habitación al momento en que se escucharon las detonaciones.
Artymyszyn se dijo inocente ante la Justicia y aseguró que dormía junto a sus hijos el domingo 29 de diciembre de 2002 en la habitación contigua a la de Hrenessen cuando escuchó un “cohetazo”. Al salir de la pieza se topó con un individuo que escapaba a la carrera de la escena.