La feroz sequía genera múltiples impactos que tensionan el “plan llegar” de Sergio Massa, porque no solo afecta a las reservas por el menor ingreso de divisas proveniente del agro, sino que también golpea en la actividad económica.
Las consultoras que a principio de año estimaban para 2023 un estancamiento económico, fueron recalculando el escenario ante el empeoramiento de las proyecciones de la sequía, recortaron significativamente sus pronósticos y ahora calculan una caída de la actividad económica de entre 2% y 4,5%.
La economía argentina registró en 2022 un crecimiento de 5,2% y arrancó este año con leve crecimiento. Esta semana se conoció que el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) registró en enero una recuperación de 0,3% respecto a diciembre en forma desestacionalizada, y una suba de 2,9% interanual.
Sin embargo, los economistas evalúan que se trató de un “alivio transitorio” y prevén que el primer trimestre cerrará en baja.
Con la recuperación en la actividad económica de enero, se quebró cuatro meses de racha negativa, pero los economistas relativizaron esa mejora. Al respecto, los analistas de Facimex Valores alegaron que en crecimiento interanual incidió una baja base de comparación interanual que jugó a favor, y recordaron que en enero de 2022 hubo rebrote de contagios de coronavirus, menor cantidad de días hábiles para la industria, y cortes de luz que afectaron la actividad.
E hicieron hincapié en que “los indicadores adelantados de febrero brindan señales negativas” por lo que esperan que “la economía ingrese formalmente en recesión en el primer trimestre del año”.
Con igual diagnóstico, Lorenzo Sigaut Gravina, economista de Equilibra, comentó: “Vemos que el primer trimestre va a terminar con una leve contracción en términos desestacionalizados, con lo que se van a acumular dos trimestres negativos. Así, se entrará en recesión técnica”.
A su vez, Francisco Ritorto, economista de ACM, indicó que proyectan que el primer trimestre del año culmine con una caída de 0,7% contra los tres meses previos. Según su visión, “lo que estamos comenzando a ver es, probablemente, el fin de la tendencia de recuperación económica de los últimos dos años y los principios de una fase recesiva”.
“No estamos exentos de ingresar en una situación de recesión técnica en caso de que el primer trimestre presente peores números de lo esperado”, acotó.
Por su parte, Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, aseguró que el crecimiento de 0,3% de enero “trae un poco de alivio” pero hay que tomarlo con pinzas: “Cuando se observa el indicador de tendencia-ciclo se observan seis bajas consecutivas. Es decir, no podemos hablar de un quiebre en la tendencia contractiva. Incluso, con el dato de enero, la actividad económica volvió a los niveles del primer trimestre de 2022”.
¿Cómo impacta la sequía?
De acuerdo a las últimas proyecciones de la Bolsa de Cereales de Rosario, la sequía implicará una pérdida de divisas de US$ 20.000 millones, producto de la reducción en las exportaciones agrícolas, y una caída en la producción del agro de 35% a 40%. En ese sentido, un informe de Analytica estimó que una caída del 35% en la cosecha “provoca una contracción de 2,1 puntos del PBI”.
Un informe de EconViews plantea que “la sequía complica el PBI, la oferta de dólares y la recaudación fiscal de este año”. E indicó que “el campo aporta de forma directa 8% del PBI y pesa mucho en el transporte, que es otro 4%”, a la vez que recordó que “las sequías de 2009, 2012 o 2018 le restaron entre 1 y 2 puntos a la economía”.
“Todos esos años terminaron en recesión. El impacto en transporte es difícil de cuantificar, pero en 2009, 2012 o 2018 la mayor caída interanual del sector se dio siempre en el segundo trimestre, el de la cosecha de maíz y soja. Menos toneladas son también menos camiones, menos nafta y menos consumo en la zona”, subrayó.
Isaías Marini, economista de esa consultora, sostuvo que la sequía tendrá “especial impacto en el segundo y el tercer trimestre, para lo que esperamos una caída interanual en torno al 7,5%”.
“Es que las pérdidas por la sequía no se limitarán únicamente al agro. Las industrias conexas, transporte, y las economías regionales acusarán un impacto directo. Pero además, la menor disponibilidad de dólares significa que la industria en su conjunto se verá enfrentada a faltantes de insumos a medida que las restricciones para importar se incrementen”, fundamentó.
A su vez, el economista Camilo Tiscornia explicó que “cuando cae la cosecha, hay un impacto directo en la actividad del sector agrícola por el menor volumen de granos que se genera, pero también hay un efecto indirecto en la parte de comercio”.
Y acotó que “al tener menor disponibilidad de los granos, también se afecta a la industria manufacturera en todo lo vinculado a la elaboración de aceite y residuos de la industria alimenticia”.
Tiscornia señaló que “hay otros efectos indirectos, dado que en la medida que la cosecha es mala, los productores reciben menos dinero, gastan menos, y eso impacta en el interior del país, se resiente la compra de maquinaria, etc”.
Actividad Económica: la proyección para todo el año
Ritorto manifestó que el agravamiento de la sequía “profundizó de forma significativa la reducción del crecimiento económico esperado para este año” y dijo que “la proyección se vio modificada a medida que avanzó el efecto climático”.
El economista evaluó que “el panorama para 2023 no es muy alentador, considerando los problemas del frente externo sumados a la inflación elevada, que no permiten una recuperación de los salarios y, de esta forma tampoco, del consumo en general”. Ante este panorama, Ritorto indicó que en ACM proyectan una contracción del PBI para todo el año de 2%.
En Facimex también revisaron a la baja la proyección del 2023. Recalcularon de -1,75% a -3%, ya que la sequía tendrá un impacto directo de 2 puntos porcentuales sobre el PBI a través de los tres principales cultivos.
Marini dijo que en EconViews esperan “que la actividad se contraiga 4,5% en el año”, mientras que hasta febrero el escenario base que preveían era un estancamiento de la economía.
El proyecto de ley de Presupuesto 2023 prevé un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de 2%. En cambio, las consultoras proyectan una caída de entre 2% y 4,5% a causa de la sequía, la escasez de dólares y la aceleración de la inflación que seguirán presionando en los próximos meses.
Sigaut Gravina planteó: “A medida que avance el año, el daño de la sequía y las restricciones por el lado de menores liquidaciones de divisas, por ende menos importaciones, harán que el impacto en la actividad económica se profundice, por lo que proyectamos una caída de 3,5%”.
En Delphos Investment prevén que “la reducción esperada de las exportaciones agrícolas y sus efectos de segunda vuelta, junto a la mayor inflación, implicarían una caída de la actividad cercana al 2,8% este año en nuestro escenario base”. Pero estiman que “en un escenario donde se produce un ajuste discreto del tipo de cambio oficial, la caída podría superar el 3,3%”.
La consultora FMyA proyecta una retracción para el año de 3,2% “por sequía, más cepo por escasez de dólares y la incertidumbre por las elecciones”. Aunque alerta que “hay riesgos de que la contracción sea aún mayor si la sequía se intensifica más y hay falta de dólares, lo que obliga a parar la producción”.
¿La sequía puso en jaque al “plan llegar” de Massa?
Por su parte, Tiscornia sostuvo que “por ahora, estamos previendo una caída piso de la economía de 3%, pero puede ser más. Va a depender de la cosecha y también del lío financiero con el que llegue el Gobierno a las elecciones”.
El economista aseguró que “la sequía puso en jaque al ‘plan llegar’ de Massa. Si nos paramos a fin de 2022, cuando todavía no estaba claro el alcance de la misma, el ministro se había envalentonado con que estaba bajando la inflación con Precios Justos, y hasta empezaron a frenar el dólar oficial”.
“La sequía cambió por completo los planes porque ya no pueden atrasar tan fácilmente el tipo de cambio oficial, algo típico en los años electorales, porque faltan dólares, se complica el financiamiento del déficit fiscal, hay presión sobre los tipos de cambio, tienen que controlar más las importaciones entonces la economía entra en recesión. Se complicó por todos lados. Puso en jaque al plan”, juzgó.
Ritorto concordó que “la sequía produjo un jaque en el plan económico, con la producción agrícola que se desplomó se forma una especie de ‘efecto dominó’, y además, afecta los ingresos del Gobierno vía retenciones, agravando aun más la situación”.
Para Marini, “la sequía complica fuertemente el ‘plan llegar’ de Massa, aunque no necesariamente lo pone en jaque. En los próximos meses, seguramente, veremos una serie de medidas de corto plazo que le permitan al Gobierno llegar sin un descontrol de brecha o una devaluación abrupta; el nuevo dólar agro es ejemplo de ello”.
Faltan divisas: más leña al fuego
El economista Francisco Ritorto enfatizó que “un contexto de falta de divisas implica también una reducción importante en las importaciones que impacta en términos de menor oferta de insumos y maquinarias para los sectores demandantes de material importado provocando un menor nivel de actividad”.
Con el mismo diagnóstico, el especialista Lautaro Moschet aseveró que “con el correr de los meses, la caída en las exportaciones hará cada vez más evidente la escasez de reservas que tiene el BCRA y profundizará aún más las restricciones de importaciones; aquí es donde aparece la segunda complicación que frenará el crecimiento”.
“Las importaciones de bienes de capital y bienes intermedios superan el 50% del total de compras al exterior. Si a esto se le suma combustibles y accesorios para bienes de capital, la participación supera el 80%. Con esto es evidente, que en la medida en la que se restrinjan las importaciones, la industria se verá fuertemente afectada y tampoco podrá crecer”, vaticinó.
Con la misma mirada, la consultora Ecolatina vislumbra que “en un contexto de falta de acceso al crédito internacional, un nivel de reservas internacionales netas en niveles críticos y una abrupta merma esperada en las exportaciones agrícolas serán necesarias medidas más profundas en términos de administración de las escasas divisas”.
“Pese a los esfuerzos por lograr mayores ingresos de divisas por la cuenta financiera (préstamos de OFIs, swaps, inversiones de China, etc.) o la implementación de tipos de cambio diferenciales que busquen adelantar la liquidación de divisas, un escenario con mayores restricciones a las importaciones se vuelve el más probable, donde será difícil seguir priorizando ‘cuidar los dólares para la producción’ en un marco en el cual queda cada vez menor margen para implementar restricciones. Así, una mayor proporción de sectores industriales se verán con complicaciones para mantener el nivel de producción que deseen”, advirtió.
Cuentas en rojo: solo con el dólar agro no alcanza
Si se cumplen las expectativas del Ministerio de Economía, la tercera edición del dólar soja podría aportar US$ 9.000 millones en los próximos meses. Si bien la medida le dará aire a un Gobierno asfixiado por la sequía y la falta de divisas este nuevo conejo que Sergio Massa saca de la galera no sería suficiente para lograr que cierren las cuentas con el Fondo Monetario.
Con el dólar soja 3, entre el 10 de abril y el 31 de mayo, el Gobierno les reconocerá un dólar de $300 a los exportadores que liquiden sus ventas de oleaginosa en ese período. Así, recibirán cerca de 90 pesos adicionales sobre la cotización del dólar mayorista actual.
Con esto buscan convencer a los exportadores de que salgan a liquidar y que esto ponga fin -o al menos instaure una pausa- en la racha vendedora que acumuló el Central y que lo llevó a desprenderse de US$ 3.396 millones en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) en lo que va del año.
Si a esto se suman las divisas destinadas al pago de deudas, al Central ya se le fueron reservas netas por US$ 5.860 millones, según el cálculo de la consultora Equilibra. Esto llevó a renegociar las metas de acumulación de reservas netas establecidas en el acuerdo con el Fondo Monetario, para que el país no cayera en un incumplimiento que impidiera los próximos desembolsos del organismo.
Desde GMA Capital precisan que “el FMI fue condescendiente y flexibilizó US$ 3.600 millones la meta de reservas netas de marzo. De todas formas, Argentina la incumplió. Para que eso no vuelva a ocurrir, hay que sumar reservas. Por eso, Massa anunció un nuevo esquema de “dólar agro” a $300.
La pregunta que atraviesa el mercado es si alcanzará con este conejo para llegar a la meta. Por ahora, las expectativas no son buenas.
Ahora que el FMI ya dio vuelta la página con las metas del primer trimestre, las miradas apuntan a las del segundo trimestre: el stock de reservas para fin de junio debería llegar a US$ 9.077 millones.
