¿Has oído alguna vez que tienes que ser diferente? ¿Qué es importante, que te diferencies del resto para conseguir tus objetivos, para llamar la atención, para resultar más atractivo, etc.? Bueno, pues no es así. No del todo o no en todas las circunstancias.
Muchas personas se interesan por saber cómo pueden dejar una marca personal diferente, novedosa, exitosa y con fuegos artificiales para causar un tremendo impacto en su audiencia.
La cuestión es más complicada. Se trata de que tus diferencias (el mero hecho de ser persona ya te convierte en único e irrepetible) aporten valor a los demás.
Así te eligen, compran tu producto y te metés para siempre en sus corazones. Pero no en todos, porque será precisamente esa preciosa y valiosa diferencia la que enloquezca a unos, guste sin más a otros, a quienes resulte neutra y a los que les horrorice.
Deberías tener más que asumido que no puedes gustar a todo el mundo por igual; ni falta que nos hace. Es así de crudo y así de real. Cuanto antes lo aceptes mejor te irá.
Llamar la atención no es el objetivo de una estrategia de desarrollo de una marca personal. Hacerlo no produce resultados. Gestionar nuestra marca de forma estratégica y conseguir ser la opción elegida es nuestro objetivo.
Para ello no es suficiente con ser diferente. Lo que en realidad me hará distinta es el valor que logro aportar.
Te dejo un ejemplo:
¿Estar en un stand de feria con una máscara de súper héroe es diferente? Sí.
¿Llamas la atención? Sí.
¿Vas a conseguir vender más haciendo eso? Depende.
Como no aportes valor en cada de una de tus palabras, en tu forma de decirlas, en tu poder de contar sobre tus productos, en la emoción que generas, en el poder de convencer que tus productos son únicos para quienes se acerquen a tu stand, no conseguirás que esa gente se enamore de ti y te recomiende.
Está más que claro que marcarás un sello por la manera que afrontes las formas de hacer las cosas. Para ello tienes que detectar tus competencias estrellas, ponerle mucha pasión, ganas y alegría de vivir a tu trabajo; desempeñarlo con honestidad y con la intención de hacer pasar un buen rato a esas personas que se acerquen a ti con intenciones de conocer tu producto.
En resumen, la diferencia solo podrá ser positiva si la sabemos utilizar a nuestro favor, para nuestro bien, pensando en qué podemos hacer con eso que tenemos y qué nos hace únicos para que los demás nos perciban y nos sientan valiosos para ellos y sus necesidades.