Las especies del género Salix son, en su mayoría, taxones propios de ambientes riparios o suelos encharcados. Unos pocos tienen hábitat en bosques frescos y otros en grietas de paredes. De acuerdo con las experiencias en campo y su comportamiento ecológico, los taxones que conviven en las riberas poseen mayor actividad restauradora.
En su fisiología y anatomía prima la flexibilidad, tanto en ramas como hojas y fuste.
Los sauces son especies dioicas. En el mismo pie poseen tanto flores masculinas como femeninas, y es frecuente la polinización entomófila dando cuenta de la coevolución interespecífica, aunque también el viento es parte del proceso mediante la polinización anemófila.
Al ser la interfaz agua tierra su hábitat predilecto, naturalmente el agua interviene en la dispersión de sus frutos y semillas, los cuales rápidamente pierden viabilidad si no contactan con suelo húmedo antes de las dos semanas alcanzada su madurez fisiológica.
Tal vez por ello la reproducción vegetativa sea también una manera muy efectiva de colonizar nuevos espacios, ocupando áreas donde el sol llega con libre acceso a los individuos que, arrastrados por la corriente, tal vez puedan llegar a establecerse. Así generan matorrales que enraízan como primera, o a veces segunda línea de vegetación riparia.
Al establecerse en los bordes de arroyos y ríos, cumplen la tarea de arraigar y proteger el suelo desnudo de la erosión típica en estos espacios. Se los reconoce entonces por su carácter protector de bordes de cuerpos de agua, arraigando el suelo y ofreciendo su biomasa, contribuyendo con materia orgánica.
A su vez, este género posee un capítulo en la Fitomedicina bastante antiguo, entre sumerios y egipcios, que lo utilizaban como analgésico, antipirético y anticonceptivo entre otras cualidades. Los nativos norteamericanos como los Alabamas, Chickasaws y Houmas le atribuyeron propiedades calmantes a dolores de cabeza y musculares, fiebres y reumatismo. En Europa a todas estas propiedades se le suman la de antiinflamatoria.
Finalmente, y llegando al fondo de la cuestión, se ha demostrado que el ácido acetilsalicílico convertido en la conocida Aspirina, mediante algunos pasajes químicos, previene el infarto agudo de miocardio, el ataque isquémico transitorio y el accidente cerebrovascular incompleto entre otras cosas. Posee antiagregantes plaquetarios e inhibe la formación de agregados y trombos intraarteriales.
Cuando Salix se presentó al doblar una esquina apareció imponente en medio de empedrados y construcciones bajas en plena siesta misionera cansada, abatida, buscando protección, y dijo cosas sobre un amor cansado. Me remitió a las ramas movidas por el viento, besando el agua como queriendo nadar, queriendo irse, queriendo llegar, ¿adónde?… no sé.
Un amor cansado hace que perdamos toda esperanza y fe por sobre todas las cosas en nosotros mismos. Y si el sauce habla de eso y si es verdad que las soluciones están en el núcleo de los problemas, tal vez sea esta sustancia utilizada en la medicina y también en la homeopatía la que ayuda a encontrar la fluidez que necesitamos en el chacra cardíaco, para continuar el camino y renovar las esperanzas, hallar nuevamente interés por lo propio y comenzar a construir un amor.
Así lo hace el sauce, flexible, que en coevolución avanza sobre el borde de la tierra y el agua ayudado por el viento. Libre, pero arraigado.