¿Cuánta calma y paciencia nos tenemos? ¿Acaso te reís de vos mismo o solo te criticás y juzgás? Suelen pasarnos cosas y son momentos en los que debemos tenernos mucha paciencia, sabiendo que muchas veces hay un proceso que tiene que ocurrir para llegar a eso que queremos.
Es necesario tener una mirada de amor y respeto hacia nosotros mismos. Las palabras tienen mucho poder, así es que decite cosas lindas, hablá con vos, con tu cuerpo y, cuando cierres los ojos, hablá con tu ser interior.
El color de la calma son el verde, el azul y el violeta. Cualquiera de ellos te ayuda a sentirte relajado, tranquilo y en paz.
La forma más fácil de usar estos colores es con la respiración. Cuando aprendemos a controlar nuestra respiración y nos volvemos conscientes de eso, nuestra cabeza se detiene y entramos por segundos en un estado de meditación. Así que cuando algo no te salga, respirá profundo y dejá que el aire que entra recorra todo tu cuerpo, sentite liviano y volvé a intentar. Recordá hacer esto cuando la frustración aparece.
También es bueno aprender a reírnos de nosotros mismos. En lugar de retarte, decite: “Ya va a salir”. El color que nos brinda alegría, vitalidad y energía es el naranja. Es el color de la risa y la diversión; también el de la compañía. Esta tonalidad trabaja además con el dar y el recibir, así es que te pregunto:
¿Cuánto amor y respeto te estás dando? ¿Ves acaso lo valioso que sos? Que estés acá ya es un milagro, por lo tanto date amor, paciencia, y creé que mereces ¡mucho más!
Reírnos de nosotros y con nosotros es un camino que lleva a la aceptación y tolerancia de quienes somos. Ayuda a sacarnos el estrés que nosotros mismos nos causamos. Vibrar en naranja y sonreír o reír, hacen que la energía que no nos sale sea diferente.
Te propongo un ejercicio sencillo: ¿Tenés algo naranja cerca de tuyo o puesto? Mirá o visualizá ese color en tu cabeza, con los ojos cerrados o abiertos -como quieras-. Ahora sonreí y date un abrazo; quedate ahí un momento y disfrutá de tu cuerpo. Por último decí gracias tres veces. Y observá cómo te sentís.
Te dejo con una frase de Thomas Edison al fabricar la bombilla de luz: “Yo no fracasé, solo encontré 99 formas diferentes de no hacer una bombilla”.
¡Feliz domingo!