La fiesta de decoración navideña prácticamente se ha vuelto un símbolo de en Capioví. Desde el inicio, en 2009, la organización y la magnitud de la puesta en escena fueron creciendo a pasos agigantados, al tiempo que aumentaban notoriamente las visitas de turistas de distintas provincias y también de los países limítrofes.
Según contó a PRIMERA EDICIÓN Marta Werle, una de las organizadoras, la iniciativa fue puesta en marcha por Úrsula -otra de las coordinadoras- que propuso hacer un árbol de los deseos para el grupo de catequesis al que asistía su hija. En ese momento a muchos vecinos les interesó la idea, y gracias a la colaboración mutua el proyecto continuó.
“Aproximadamente fue en 2014 cuando el acontecimiento adquirió un carácter ‘más turístico’, porque comenzó a venir gente de otras localidades. También de Buenos Aires, Santa Fe, Río Negro, Chubut, Córdoba, Chaco, Formosa, Entre Ríos y de otros puntos de Argentina.
Incluso nos escriben por Facebook y visitan personas de Uruguay, Paraguay, Brasil, Colombia y Venezuela que quieren conocer la decoración de todo el pueblo, y además sumar su deseo al árbol”, describió Werle.
En este sentido, destacó que, a diferencia de años anteriores, en esta temporada el movimiento turístico comenzó en diciembre y se mantuvo constante durante todo enero: “Como los fines de semana hay actividades, paseos y gastronomía la gente viene y recorre. De hecho, ayer comenzamos a desmontar los deseos del árbol y muchos se acercaban a preguntar si todavía podían colgar el suyo”.
“Cosecha” de deseos
La decoración en Capioví se prepara para el primer domingo de Adviento, es decir, cuatro semanas antes de navidad, y permanece hasta el 31 de enero. “A partir del 1 de febrero comenzamos a desmontar; primero hay que sacar toda la parte eléctrica y por supuesto también bajamos los deseos del árbol. Próximamente, en un mes, empezamos a decorar para pascuas”, describió la organizadora.
Dijo que bajar cada maderita en las que están plasmadas las peticiones lleva bastante tiempo, porque cada año se suman más: “Este año tenemos entre 28.000 y 30.000 deseos; algunas personas son habituales y otras los dejaron por primera vez”.
Consultada acerca de los anhelos que predominan, Marta Werle detalló que en 2022 hubo muchos pedidos “para que Argentina gane el Mundial”, y algunos niños “escribieron que querían una foto con Messi, con ‘Dibu’. A su vez, los deseos que a lo largo de los años se mantienen apuntan a conseguir trabajo o seguir teniéndolo, o se relacionan al cuidado de la familia y la salud. Otros anhelan poder encontrar pareja o poder tener hijos”.
Resaltó que vieron mensajes de personas agradecidas “porque el deseo del año pasado se les cumplió”, lo cual demuestra que no es la primera vez que participan.
“Para la comunidad en general y cualquier visitante esta fuente de deseos tiene un significado muy importante. Podríamos decir que para los niños, la motivación es Papá Noel, San Nicolás; y para las peticiones del corazón está este árbol. La gente lo quiere, viene con buenas intenciones y con un anhelo realmente importante para sus vidas”, relató.
Anhelos bendecidos
Marta Werle aclaró que durante esta semana continuarán las tareas de “desarmar” la decoración navideña.
Sin embargo, el próximo domingo en la iglesia del pueblo tendrá lugar la tradicional ceremonia en la que el sacerdote bendice todos los deseos escritos que hayan sido colgados en el árbol. “Luego de la bendición, nosotros quemamos los mensajes para darle un cierre a esos deseos”, explicó la entrevistada.
En marzo comenzará la decoración para Pascuas, que contará con el “árbol de los buenos propósitos”, para plasmar objetivos para el 2023.