Si quieres que te amen, conviértete en amor. Si quieres que te valoren, conviértete en dignidad.
La dignidad es inherente al amor en el que debes convertirte.
Los seres que están a tu alrededor empiezan a valorarte cuando te conviertes en dignidad al ser amor. De esta forma no permites la presencia en tu vida de lo que no es igual a ti. En ese momento, los demás empiezan a observarte de diferente manera.
No hay nada más feo, por más bella o bello que seas físicamente, que la indignidad provocada por la falta de amor a uno mismo.
Quien se ama a sí mismo sabe decir: “Has dejado de estar en mi vida; ya no vas a manipularme ni a envolverme en esos miedos disfrazados de amor”.
En el momento en que te conviertes en amor, la dignidad empieza a irradiarse a través de ti. Entonces, elimina el concepto que nos impusieron en este juego de la ilusión de la inconsciencia, donde el amor es miedo, posesión y propiedad. Donde un Dios castigador te impone penas si te portas mal.
Porque en consecuencia, al igual que Dios castiga, mi padre puede castigarme, y luego yo puedo castigar a mis hijos y puedo enseñar a través del castigo.
Conviértete en amor y no tendrás que castigar a nadie.
Observa cómo estás tratando a los demás; mientras más víctima te sientas, menos amor has dado.
La medida de tu queja de falta de amor y valoración es inversamente proporcional al amor que eres.
¿Y quién no ama a un ser de amor?
Los seres de amor que han existido dentro de este juego de la ilusión de la inconsciencia siguen siendo los más amados.
Han pasado siglos y siglos, y siguen siendo dignos de respeto. ¿Cuántos años tiene Buda? ¿Cuántos tiene Jesús?
¿Hace cuántos años vivieron aquí avatares de otras eras que fueron seres que con su experiencia demostraron lo que es en verdad el amor?
Todos ellos son dignos de respeto por habernos mostrado cómo podemos convertirnos en amor.
Esos seres de luz nos mostraron cómo llegar al amor verdadero.
Si sabes pedir desde el amor, las cosas que deseas llegan fácilmente. Es muy distinto pedir una relación de pareja porque te sientes sola, a pedirla desde la fuerza cohesiva que emanas.
Justamente en ese estado es cuando recibes el amor que no es posesión ni miedo.
Y así, el ser que llegará a tu lado también será amor.






