Hoy les hablaré y hablará un pintor no tan conocido, pero reconocido como fundante para la comprensión del arte moderno.
Max Beckmann, alemán (nacido en Leipsig 1884- fallece en N.York 1959) adscripto al movimiento artístico denominado “La nueva objetividad”. Tuvo varias mudanzas, una de ellas a París, allí le impresiona e inspira Cezanne. En la primera guerra mundial sirvió como enfermero, lo que le produce algunas alteraciones psíquicas. Pinta la violencia y crueldad de la guerra. Es incluido en la Exposición de Arte Degenerativo en 1937.
Lo dejan cesante de sus cargos docentes en la Escuela de Artes y Oficios (Frankfurt). En la Segunda Guerra Mundial abandona Alemania, viaja, vive y fallece en Nueva York. Allí acepta cargos docentes.
Fragmentos de su escritura: El Yo en las cosas:
“Mi taller… se colma de figuras de la antigua época y de la nueva, agitadas como un océano tempestuoso y siempre presentes en mis pensamientos. Entonces esas figuras toman forma y se me aparecen tangibles en el gran vacío e incertidumbre del espacio, al que doy el nombre de Dios. Del mismo material son las calles con sus hombres, mujeres y niños, sus damas y sus prostitutas, sus camareras y sus duquesas…”.
“Busca ese camino… para encontrar el Yo, que sólo tiene una forma y es inmortal; para encontrarlo en hombres y animales, en el cielo y en el infierno, que forman juntos el mundo en que vivimos.”
Y en esta búsqueda de comprensión de esta vida que gira y gira. ¿Qué eres tú? ¿Quién soy yo? Si queremos comprender lo visible hay que penetrar tan hondo como se pueda en lo invisible por medio de la realidad.
Parece una paradoja, pero en el fondo es la realidad la que forma el misterio de nuestra existencia, siempre es maravilloso entrar en contacto con los hombres en búsqueda del correcto colectivo, lo desconocido, la única realidad que podemos comprobar.