Mientras esperas, tu estado del ser debe permanecer en el disfrute de la vida, valorando lo que tienes en un estado de gratitud y amor. Al llegar a este punto sabes que lo que llega a ti es perfecto, independientemente de que eso que has pedido suceda o no suceda.
No te resistas, porque lo próximo que te sucederá puede ser el regalo más grande de tu vida, aunque lo veas en un principio como algo desfavorable. Y puede ser también que ese enorme regalo sea precisamente que eso que estás pidiendo no suceda.
Pero sabiendo que eres un dios vivo observador dentro del campo de las infinitas posibilidades, lo único en lo que debes ocuparte es en vivir, reír, amar y soñar, aún cuando las apariencias no sean tan favorables como quisieras, o las percibas como malas. Recuerda que no existen situaciones malas; existen apariencias malas.
La razón para adoptar esta conducta es muy importante: esa frecuencia de la alegría, el amor, el soñar y el disfrutar es la que hace que ocurra eso que llamas un milagro. En realidad, no existen los milagros. Lo que sí existe son las observaciones favorables dentro del campo cuántico.
Y las posibilidades más hermosas giran ahora mismo a tu alrededor, esperando la orden que las hará entrar en tu vida.