Cuando en Eldorado corría el año 1977, Frances “Paquita” Lowe (87) llegó desde Buenos Aires, a pedido de su padre, para hacerse cargo de la empresa de la familia, sólo tenía pasión, convicción, mucho temperamento y una empresa para sacar a flote.
El hecho de ser mujer en un mundo empresarial dominado por los hombres implicó un desafío doble, pero “jamás me sentí menos por serlo”, recordó “Paquita”, como la llaman sus afectos.
Convertida actualmente en una reconocida empresaria automotriz, “Paquita” rememoró gran parte de su trayectoria.
“Pasaron más de 40 años desde entonces. La empresa estaba pasando por una crisis muy importante. Una de las tantas crisis de la Argentina, lamentablemente”, recordó la empresaria, también dueña de una grandiosa e inspiradora vida.
Me costó mucho volver a adaptarme a la selva, pero me quedé porque tenía que volver a levantar la empresa y acá estoy”, aseguró con una amplia sonrisa.
Su destreza para los negocios, perseverancia, visión y humildad la llevaron a grandes aventuras empresariales en el norte misionero donde llegó a desarrollar proyectos emblemáticos en Eldorado.
“Para mí fue un gran desafío porque no había mujeres en toda la industria automotriz: ni en las fábricas ni trabajando como concesionarias. Creo que mucho tuvo que ver mi temperamento, porque no aflojo. Le puse mucha pasión al trabajo y mucho, mucho trabajo a la pasión”, contó sobre cómo se desarrolló como empresaria.
Reconocimiento y apoyo
Dueña de una personalidad cautivante, “Paquita” no tardó en recibir el total apoyo de las fábricas internacionales Ford y Volkswagen.
“Creo que todo simplemente se remite a haber tenido la humildad de reconocer lo que no sabía y que las fábricas confiaron en mí. Además de ello, tuve mucha ayuda de parte de los colegas. Esa creo, fue una de las virtudes de ser mujer, porque me facilitaron mucha información que, tal vez, si hubiese sido hombre no me habrían dado”, contó.
Y remarcó: “Mi experiencia fue muy buena. He trabajado a la par de mis colegas hombres y nunca me hicieron sentir que se trataba de una competencia entre géneros, sino de trabajar de igual a igual. Eso es lo que valoro mucho, todo el apoyo que siempre me fue dado”.
A lo largo de su relato la empresaria aseguró que la honestidad que caracterizó a su familia los ayudó a lo largo de las distintas crisis que atravesaron tanto el país y como en la provincia, porque siempre “contamos con el apoyo de los clientes, las fábricas, los bancos”.
Tuvimos que reconvertirnos muchas veces, incluso llegamos vender heladeras y cocinas durante la Segunda Guerra Mundial, cuando no entraban autos y ni siquiera repuestos o neumáticos. La crisis de 2001 fue una de las peores, porque anteriormente a esa crisis ya habíamos vivido cuatro años de recesión”, rememoró.
“Tuvimos la ventaja de tener un equipo de personas que siempre trabajaron fielmente con nosotros”, halagó a su personal a quienes agradeció por sumarse a la visión y aceptar todos los desafíos de desarrollo.
“Paquita”, o Frances Lowe, vivió sus primeros años en medio de la selva paraguaya. Su madre, inmigrante norteamericana, le daba clases a ella y a niños de una aldea aborigen.
Años más tarde se recibió de docente, pero nunca se vio en el magisterio y a los 17 años se mudó a Buenos Aires.
Consiguió trabajo como secretaria en distintas fábricas internacionales, donde se destacó y nunca dejó de ascender.