Días atrás, durante un acto en Chaco, un joven misionero tomó el micrófono para poner en crisis al sistema y sus resultados. “Estoy cansado de una Argentina sin futuro, una Argentina donde los jóvenes quieren estar, pero sueñan y trabajan para irse porque ven que su país no va más. Un país rico donde la gente es pobre y aunque trabaja y trabaja no se beneficia”, dijo en parte de su alocución que rápidamente se extendió a todo el país.
Las sensaciones de Lionel Schroder, nacido en Eldorado aunque con domicilio actual en Pampa del Infierno (Chaco), son las de muchos otros de sus pares. De hecho, un reciente estudio de la Fundación Colsecor que advierte que al menos ocho de cada diez jóvenes se instalarían definitivamente en el exterior y que este sentimiento es mayor que en 2021.
No significa que lo puedan hacer, de hecho la actualidad crítica de muchos de ellos recortan esa posibilidad, pero no deja de ser alarmante que, empujados por la crisis económica y la incertidumbre, entre los jóvenes de sectores medios urbanos aumente sobremanera la idea de vivir fuera de la Argentina.
Siempre hubo quienes desarrollan el deseo de buscar proyectos de vida en otros países, es una realidad, pero lo es más que en contextos tan caóticos como el actual, ese deseo se incremente notablemente.







