Será alejado de las luces del centro, pero el barrio Cruz del Sur, marcado por gente humilde y trabajadora, ya tiene su primera medalla internacional. Cristian Delgadillo (16) comenzó a dejar atrás el mote de promesa para transformarse en realidad: el último domingo se colgó la medalla de bronce en el Panamericano U-17 de lucha, en el CeNARD, en Buenos Aires.
El juvenil luchador misionero, que venía de disputar los Juegos Sudamericanos de la Juventud Rosario 2022, se subió al podio en su primera cita de esa jerarquía. Y todo tres años después de que Misiones Lucha desembarcara en el barrio para sacar a los pibes de la calle y guiarlos en el camino del deporte. “Kiki”, como le dicen arriba del colchón, primero no quería soltar la pelota, pero la lucha lo enamoró para siempre.
Horas después de subirse al podio, Delgadillo habló una vez más con EL DEPORTIVO y contó las sensaciones de ser el tercero en su categoría a nivel continental. Y claro, le dedicó esa victoria a Cruz del Sur, el barrio que festejó en grande el último domingo.
Cristian… al final de la lucha por el bronce, te emocionaste hasta a las lágrimas… ¿Cómo fue ese momento?
La verdad es que no hay palabras para describir ese momento. Y todavía no caigo en lo que pasó. Fue felicidad pura. Y encima pasó que sobre el final del combate, alguien pidió una revisión, entonces primero lloraba porque no sabía si ganaba o no. Y después porque escuchaba que todos gritaban mi nombre, me alentaban, coreaban “¡Argentina! ¡Argentina!”. Todo eso me conmovió y me quebré. Fue algo único.
¿Cómo fue estar en el podio?
Me sentí muy feliz. Me quería llevar la de oro, pero estar ahí ya es algo increíble. No estaba en mi mundo. Y fue como una suerte de revancha después de los Juegos de Rosario. Me vuelvo a casa y no con las manos vacías. Además, por la edad, se participa sólo una vez en un Panamericano U-17, así que fue una alegría doble para mí.
¿Cuánto significó el apoyo de los misioneros en el CeNARD?
El apoyo de Ricky Báez (referente misionero que pelea por un lugar en París 2024) y de Azul Sánchez (la otra misionera que compitió en el Panamericano) fue algo impresionante. Con ellos dos ahí, me sentía capaz de todo.
En cuanto al nivel de la lucha en el torneo… ¿Cómo fue?
Es un nivel impresionante, se nota mucho el compromiso de cada país, los entrenamientos, la exigencia. Y no sólo en lo técnico y táctico, sino también en lo psicológico. Y personalmente me sentí más confiado, con más seguridad. Los nervios siempre están, pero ya no tantos como antes. La experiencia también va sumando.
¿Hablaste con la familia? ¿Cómo lo vivió el barrio?
Allá en Cruz del Sur están todos muy orgullosos. Muchos vieron el combate por el streaming, pero sé que todo el barrio estaba informado del tema (se ríe). Hasta los profes de la escuela en la que curso el quinto año, el Bop 102 de Nemesio Parma, me mandaron mensajes para felicitarme. Ellos siempre me apoyan.
Cuando arrancaste… ¿te imaginabas llegar a esto?
No, nunca me imaginé llegar a esto. Es una experiencia única y se vive solo una vez. Me sirve mucho de motivación, para volver y seguir entrenando, pensando en el futuro. La lucha es una pasión, es como mi segunda casa, como mi familia. Ahora, a seguir adelante.
¿Cuál es el sueño?
Y volando un poco (se ríe) sería llegar los Juegos Olímpicos. Sé que es difícil, pero no imposible.
¿A quién le dedicas esta medalla?
A todos los que me ayudaron, a mis profes, a Misiones Lucha, a mis amigos y, sobre todo, a mi barrio. Ya quiero estar allá y festejar esto con todos.
