Condiciones edilicias cómodas y seguras para dar clases es el principal reclamo de la Escuela 365 “Tung Oil” de Santo Pipó, ya que, en los días de lluvia, se filtra a cántaros agua dentro de las aulas, poniendo en peligro a sus más de 50 alumnos, generalmente procedentes de zonas rurales. Así lo confirmó a PRIMERA EDICIÓN su directora Gladys Terlecki, quien, según lo indicó, desde que está en el cargo en 2017, viene presentando ininterrumpidamente notas al Ministerio de Educación con la finalidad de ser escuchada y lograr la anhelada restauración.
Ante la continuidad del problema, tratando de resguardar la seguridad de los niños “decidimos pedirle que no vayan directamente a la escuela cuando llueve, y nosotros nos convertimos en porteros porque tenemos que limpiar y barrer. Todo con el riesgo de quedar electrocutados, por eso vamos con botas de goma”, indicó la directora. Es que cuando llueve, el agua se filtra por los techos y las paredes, mojando los enchufes y cables, poniendo en riesgo a toda la comunidad educativa, que como medida de emergencia opta por “cortar la luz por fases”, afirmó.
Por otro lado, la situación no sólo es crítica cuando hay precipitaciones, sino cuando bajan las temperaturas “ya que la humedad es terrible, se filtra el frío y no podemos poner estufas por miedo a la electricidad”, indicó, haciendo referencia a las antiguas instalaciones eléctricas de la escuela, que funcionan desde 1965.
Un reclamo de larga data
Si bien, Terlecki se hizo cargo de la dirección de la Escuela 365 recién en el año 2017, indicó que el problema de la filtración de agua “viene desde siempre, como me indicaron las maestras más antiguas”, expresó.
El año pasado, con la idea de volver a la presencialidad plena, parecía ser que las autoridades escucharon su reclamo ya que enviaron recursos económicos para arreglar los sanitarios, acondicionar la escuela y asegurar el cumplimiento de los protocolos contra el COVID-19. Sin embargo, la plata no fue suficiente y sólo alcanzó para arreglar parcialmente los baños,“una vez nomás nos mandaron ese dinero y quedó para la historia. Aparte fue toda una burocracia para tramitarlo, tardó como 90 días la tarjeta y en ese período todo ya valía el doble”, señaló.
Por otro lado, explicó que ante sus reiterados reclamos, el Ministerio de Educación envió un profesional que realizó un relevamiento de las instalaciones para comenzar con los trabajos de refacción, “sin embargo todavía no comenzó, tenía que venir ayer nuevamente y no apareció”, afirmó.
“Queremos que vengan y arreglen la estructura, las chapas están buenas pero necesitamos mínimamente canaletas y alguien que venga a empezar el trabajo enserio”, finalizó.
Frente a estas circunstancias, una de las cuestiones que más preocupa a los docentes y a la misma directora es la deserción educativa y la pérdida de matrícula, ya que los alumnos optan por irse a escuelas más lejanas o simplemente dejan de ir, algo que de por sí, ocurre frecuentemente en poblaciones rurales, donde ir a la escuela implica en ocasiones caminar kilómetros, “nos genera mucha impotencia como educadores ver las condiciones en las que dan clases nuestros alumnos”, confesó.
Indignación de la comunidad
Al reclamo de la escuela se unieron vecinos de la comunidad. Ese es el caso de Analía Benítez, una de las usuarias que compartió en su cuenta de Facebook un video donde se ve caer agua dentro de las aulas, mientras los niños están en clases. La misma confesó a este Diario, “hay mucha la indignación, duele ver el estado de abandono, nosotros sólo podemos viralizar esto no tenemos otra forma”.