
“Pongo todo de mi vida: la constancia, la perseverancia, y nunca consideré al programa como un trabajo sino como una pasión. Es algo que hago con amor, y como servicio, porque todas las cosas buenas que me pueden servir, las busco y trato de transmitirlas en ese espacio”, manifestó Nélida María Krijanovsky, al referirse a “Telehogar”, un magazine de su autoría que hoy a las 23 regresa a las pantallas de Canal 12 y se encamina a celebrar, en poco más de un año, el cincuentenario de permanencia en la televisión abierta de Misiones.
La conductora se emociona al imaginar los preparativos para semejante acontecimiento. Pero lo que más feliz la pone en este momento es que en este ciclo previo, en el que el programa cumplirá 49, estará acompañada por sus hijas “Chiti” y “Miuki”, que se incorporará al equipo con un segmento dedicado a la vida en la naturaleza. “Ella tuvo una mirada amorosa a su tierra desde siempre. Es una chica que tiene un espíritu muy creativo, le gusta el arte, la pintura, el canto, la música, y el diseño. Pudo integrar una de las escuelas de diseño más grandes del mundo como el Central Saint Martins e hizo, como dicen los diseñadores de Buenos Aires, que hubiera un antes y un después de ella en la moda argentina”, reflexionó.
Con “Chiti”, en tanto, conformó una alianza laboral hace 25 años, y la describió como “la savia joven, la otra mirada, la que está en los detalles”, abocada a la producción y al armado de los guiones. “Es mi gran compañera en todo, tanto en el negocio como en el programa, en el que empezó a incursionar de manera casi lúdica”, dijo, al referirse a la creadora de “La hora de Chiti”, uno de los primeros programas infantiles de la televisión misionera. La hija menor tiene a su cargo la tarea de preparar los conjuntos, la ropa de moda que se exhibe en cámara, y la administración de las redes sociales. “Con Chiti trabajo codo a codo, permanentemente. Estoy tan feliz de tener una hija que me secunde y me acompañe en todas estas actividades”, subrayó, y destacó la tecnología de punta, la artística y los estudios que ofrece el canal estatal que las cobija.
Suele comparar al programa con una obra de teatro, “porque tiene todas sus partes, sus momentos cronometrados, no podés salir del libreto, tiene que caber todo en una hora, a diferencia que en la obra, repetís los mismos personajes, el mismo argumento. Esto es un desafío diferente porque en cada programa son temas distintos, nuevos invitados”, graficó, quien, además de las mujeres, es madre de Carlos “Dimi” Madelaire, y abuela orgullosa de Tobías, Iara, Ian, Imán y Thierry.
Auténtica como es, Krijanovsky dijo que “todo lo que hago me gusta, no soy de encasillarme en una sola cosa” pero al referirse al mundo de los medios aseguró que “esto es mi pasión, mi carrera”. Es maestra normal nacional. Se recibió a los 16 años en la Normal Mixta “Estados Unidos del Brasil”, de Posadas, y comenzó a trabajar muy pronto. Cumplía tareas por la tarde y, por la noche, cursaba en el profesorado de la provincia donde se recibió de docente de literatura y castellano. También fue preceptora del Colegio Nacional y en quinto año, los alumnos que tenía a su cargo, eran sus compañeros de baile, pero “como era estricta, eso nunca me trajo problemas”.
Diez años estuvo frente al aula y en forma simultánea incursionó en radio. Fue en LT4 Radio Misiones, Argentina y Libre, propiedad de Carlos Madelaire, quien luego sería su suegro. Una querida amiga, Jovita del Valle, la acercó a la emisora y las cosas transcurrieron de tal manera que, con el correr del tiempo, se casara con el hijo del dueño, Carlitos Madelaire.
Admitió que no había estudiado algo relacionado, pero que desde la escuela primaria las maestras le hacían leer porque tenía buena dicción. “Me gustaba mucho la actuación, era la artista de los actos de la escuela”. Siendo más grande, “no había adonde estudiar, y las radios tenían que funcionar. Necesitaban alumnos de la escuela secundaria, que tuvieran sus estudios completos. Tuvimos que rendir para obtener el carnet de locutor nacional y provincial en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER). Rendimos el examen en los estudios Radio Nacional”, acotó quien se mostró agradecida por las muestras de cariño que recibe diariamente al salir a la calle. “Hay mucha manifestación de cariño por parte de la gente, y eso no se paga con dinero. Eso se gana. Sentís que son de corazón las cosas que te dice cuando se acercan”.

El camino al éxito
Al rememorar el camino que la acercó a la televisión, Nélida recordó que había salido del colegio por calle Félix de Azara, y “una chica rubia, muy linda, estaba transmitiendo un programa en vivo en una televisión de circuito cerrado, propiedad de Bonetti, la primera que hubo en la ciudad y que llegaba hasta donde había cables instalados. Cuando miré, dije, eso quiero hacer. Son esas cosas que decís pero que no dimensionas. Pero se nota que lo dije con mucha seguridad y profundidad. Porque la vida hizo que un día fuera a pasar una publicidad a ese canal, y luego me pusiera a hacer un programa para jóvenes sobre carnaval, donde pasábamos los bailes y los disfraces”.
Cuando Domenech era administrador de Canal 12, “me acerco y le digo que me gustaría poder trabajar en un canal abierto. Me respondió que, con mucho gusto, pero que esperara a que se construyan los estudios. Ansiosa como soy, le sugerí que hiciéramos en su oficina. ‘En esta oficina se puede hacer, usted me la presta por dos horas, preparo todo y ponemos la cámara en el pasillo’, dije intentando convencerlo. La cuestión es que armamos como había proyectado y salió el primer programa en esa oficina. Fue increíble, la adaptamos por un tiempo hasta que tuvimos nuestro estudio”, comentó, entre risas.
Lo interesante es que, con el paso de los años, el programa siguió siempre con el mismo formato, en el que la moda siempre fue el atractivo.
A su entender, la impronta la van dando las personas “a quienes vamos entrevistando, los temas que se van tratando, como vas preparando la escenografía, el entorno, el hábitat, el ambiente. Eso fue cambiando. Cada vez podíamos ir incursionando en nuevas temáticas para la escenografía. Pero siempre fue espontáneo, ágil, en el sentido que tuviera mucho movimiento, que las cámaras no sean estáticas. Logramos que se tenga un estudio muy bien logrado, con sets impresionantes, con mucho ingenio”.
En el entretiempo, fue a ofrecer una publicidad a la señora de la perfumería Moderna, “que terminó vendiéndome el comercio. No tenía un peso, no sé cómo lo hice, pero se dio. En la faz empresarial fue una satisfacción haber tenido un negocio de perfume y cosmética, sobre todo porque es algo que nos apasiona a las mujeres. Para mí fue un logro haberlo alcanzado, y que ahora sigan mis hijos, me reconforta enormemente”.

Recuerdos acumulados
En el equipo de “Telehogar” esperan ansiosos la llegada del mes de abril de 2023, donde celebrarán los 50 años de programación. Según Nélida, en este tiempo “transcurrieron miles de entrevistas realizadas acá como en los canales de Buenos Aires, donde nos quedábamos durante varios días, grabando con Tinelli, con Susana, con Mirta, con Moria, metiéndonos en los teleteatros, con los informativos. Pero volvíamos satisfechos, cargados de material. Hay testimonios guardados de todo esto, que queremos ir mostrando de manera gradual a medida que se acerque la fecha”, declaró la conductora, que no dejó de contactarse con los televidentes aún en lo peor de la pandemia. “Tuvimos que recluirnos, pero salía desde mi casa mediante el canal de streaming. Junto a mi hijo Dimi, acondicionamos el espacio, hicimos un set, pero no dejamos de salir al aire”.
Es que, desde siempre, siente esa empatía con el púbico. “Hay una vibración. Me siento conectada con la gente, sobre todo la del interior de Misiones, por la distancia y porque allí se concentra el mayor número de televidentes. Días atrás pasé por Cerro Corá, Cerro Azul, viajando hacia Leandro N. Alem, y pude apreciar las serranías, el verde, viendo los nombres de los parajes, las callecitas que entran, pensando que, metidas entre los árboles, hay antenas que permiten que estemos en contacto. Es estimulante saber hasta dónde podemos llegar, y que nos están esperando cuando comienza el programa. Ya formamos parte de la familia. Y una, a su familia, la quiere. Para mí, la misionera es esa gran familia que me acompañó, me acompaña y a quien agradezco de corazón. La siento en mi corazón, y me emociono al pensarla”.
Viajes enriquecedores
Para Nélida ni hay nada más enriquecedor que los viajes que pudo realizar a lo largo de estos años. “Dios me regaló la posibilidad de haber viajado tanto con mi esposo Carlos. Al menos en quince oportunidades fuimos a Estados Unidos, recorriendo el país de Norte a Sur y de Este a Oeste, y eso enriquece, eso te hacer ver muchas cosas de una manera distinta”.
Al hablar de su segundo compañero, Ignacio Alberto Ercoli, confió que “fue una persona que marcó muchísimo mi vida, fue un ser excepcional, de una personalidad increíble, al que le fascinaba viajar. Hicimos más de 50 viajes por los cinco continentes, y no tengo palabras para agradecer todo lo que uno crece, porque se va de una manera, y vuelve de otra. Se abre el abanico de posibilidades, de grandes acciones del hombre que uno nunca pensó conocer y enriquece muchísimo”.
A modo de anécdota refirió que con “Carlitos me casé en el faro de José Ignacio, en Punta del Este, Uruguay. Con Ignacio, el primer casamiento que tuvimos fue en la Polinesia, en el rito (pagano) polinés, también en el mar. Luego, en Argentina, elegimos a la capillita de Santa Inés para consagrar nuestro amor, lo que fue muy emotivo. Son sorpresas que la vida te va regalando”.





