El rastro de Juan Sergio Kozak, presunto autor del doble femicidio de San Antonio, ocurrido hace treinta días, continúa como interrogante en el expediente que instruye el juez de Puerto Iguazú, Martín Brites.
El sospechoso de balear y matar a Débora Elizalde (24) y su madre Gabriela Agüero (39) durante la madrugada del lunes 21 de marzo frente a la vivienda de ambas en el barrio Nueva Esperanza de San Antonio, sigue prófugo con pedidos formales de detención en la Justicia brasileña y argentina, como también para los alertas de Interpol.
La investigación de la Unidad Regional V se mantiene y fueron múltiples los procedimientos en zonas de chacras y pasos clandestinos. La labor se amplió durante la semana pasada con pesquisas de la Dirección Homicidios y como línea que sobresale de las labores se indicó la posibilidad que Kozak tenga colaboración directa en zona de colonias y parajes. Ayuda por afinidad y dinero.
De manera paralela, se siguen los datos de vecinos de San Antonio que se acercan a la policía ante la posible recompensa que puedan obtener si ayudan con información a atrapar al buscado.
Algunas fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN indicaron que el dinero ofrecido podría aumentar en los próximos días.
Este pedido de que suba la recompensa, será llevado al juez Brites mañana por la mañana, allí familiares directos de las víctimas se presentarán en el juzgado de Puerto Iguazú para solicitarle dialogar y reiterar el reclamo de esclarecimiento de lo sucedido.
“No nos dicen nada”
Jorge Elizalde, padre de Débora (24), dialogó ayer con este Diario tras la manifestación que realizaron por calles de San Antonio para demostrar que la conmoción por lo sucedido sigue corroyendo el cuerpo y alma.
“Nos duele cada día más, por eso marchamos, por eso fuimos a la Municipalidad, a la comisaría del pueblo y al negocio de Kozak, para insistir por justicia, nuestra lucha no va a terminar”.
También resaltó, en torno a la investigación y búsqueda del prófugo y presunto doble femicida: “Nadie nos dice nada, no sabemos nada de la policía ni de nadie. Nadie quiere opinar o colaborar, tal vez la recompensa sea muy poca. Por eso vamos a pedirle al juez que nos ayude y que se aumente el monto”.
“No sabemos si en el pueblo lo ayudan a Kozak a esconderse, sospechas hay que el forajido este tiene gente que le colabora. Pero no tengo certeza de eso, es la policía la que debe investigar, desde el primer día de esta tragedia lo pedimos”.
La marcha de ayer fue con pancartas y pintadas en el asfalto frente a la intendencia, comisaría y al negocio de venta y arreglos de teléfonos celulares, insumos informáticos y reparación de equipos de computación propiedad de Kozak y que fue reabierto poco días después del sepelio de Débora y Gabriela.
El local es alquilado y quedó bajo responsabilidad de una expareja de Sergio Kozak que dio a luz a un hijo del ahora prófugo. Esto ocurrió quince días antes, aproximadamente, del fatal ataque a tiros a madre e hija.
Madrugada fatal
Kozak está prófugo hace un mes por matar a balazos a su supuesta pareja y a su suegra, en plena madrugada y vía pública de San Antonio y ante un hijo y hermano de las víctimas, joven de 20 años que resultó testigo central del ataque y que incluso su vida se salvó de milagro, porque forcejeó con el atacante y logró sacarle el arma de fuego, un revólver calibre 38.
El doble femicidio se registró a las 4 frente a una vivienda de la avenida Comandante Andresito en el barrio Nueva Esperanza de San Antonio.
Minutos antes arribaron las víctimas a bordo de un vehículo Volkswagen Gol Trend de color rojo, conducido por un hombre al que conocían como “Pauliño”. Aún estando el Gol en el lugar, irrumpió la camioneta Fiat Toro azul de Kozak que primero intentó embestir a Gabriela, luego y sin descender del vehículo, el conductor efectuó disparos contra Débora y seguidamente a su madre.
Los efectivos policiales hallaron sobre la vereda sin signos vitales a Débora Elizalde (24) y a Gabriela Agüero (39).
De acuerdo a las imágenes captadas por una cámara de seguridad de la zona, Gabriela Agüero intentó frenar el ataque y recibió un disparo en una mano y el siguiente en el pecho, de manera similar al de su hija. Ambas sufrieron el shock hipovolémico en pocos segundos y perdieron la vida.
