El interno de 30 años de la Unidad Penal I de Loreto, que el lunes por la noche debió ser trasladado al Hospital Madariaga para las curaciones respectivas por un disparo de efectivos del Servicio Penitenciario Provincial (SPP) que le provocó heridas en ambas piernas, ayer pudo dar su versión de lo sucedido ante los representantes de la Comisión Provincial de Prevención de la Tortura (CPPT) y se abrió una investigación para determinar qué tipo de munición fue la utilizada para reprimir el incidente que se había generado en un pabellón.
Según fuentes consultadas por este Diario, extremidades inferiores de la víctima presentan lesiones que no corresponden a un disparo con cartucho de estruendo sino que son compatibles con balas de goma, munición que no está autorizada para la contingencia de este caso y que pudo haber puesto en riesgo mayor la vida del interno.
Tal como lo adelantó ayer PRIMERA EDICIÓN, Eduardo Scherer, presidente de la CPPT, se notificó de lo sucedido y visitó la cárcel provincial. Dialogó con el interno involucrado y solicitó los informes a las autoridades del SPP para que se investigue y determinen los responsables de la presunta irregularidad. Al herido también se le remarcó su derecho a denunciar lo sucedido y que se tomen medidas al respecto.
Cabe recordar que el ataque se registró cuando efectivos de la guardia intervinieron por los disturbios generados con un arma blanca casera, una faca, con la que el detenido exigía su traslado a Eldorado para estar más cerca de su familia.
El imputado, en una causa por delito contra la integridad sexual, ante el Tribunal Penal 1 de Eldorado resultó herido por el disparo efectuado por un integrante del Grupo de Intervención Especial Penitenciaria (GIEP).
Los incidentes se iniciaron cuando comenzó a elevar el tono de voz de su reclamo a un guardia y blandió el arma tumbera convirtiéndose en un peligro tanto para terceros como para su integridad. Los gritos y amenazas de muerte derivaron en un presunto amotinamiento por el que debieron intervenir los efectivos del GIEP.
Cuando el intento por calmarlo mediante el diálogo ya no habría sido efectivo y ante la inminencia de un ataque a un guardia, se oyó el estampido de una de las escopetas de los agentes antimotines.