“En la provincia de Misiones se anota la creencia generalizada en las brujas. He preguntado a quienes dicen saber sobre la existencia de tales engendros y, aunque parezca mentira, no sólo me han dado datos concretos de ellas sino que hasta de sus peculiaridades mínimas.
Es sabido que en Europa, en Asia y en África son populares las brujas. Sabemos, a través de los escritos históricos de las persecuciones que se llevaron a cabo en Europa contra aquellas mujeres a las cuales se las creía ligadas con el demonio por un pacto especial.
Eran famosos los sabat, especies de aquelarres que se efectuaban en días preestablecidos. Las brujas europeas utilizaban para movilizarse escobas que untaban con, por ejemplo, un ungüento especial fabricado o destilado de la grasa de niños no bautizados.
En Misiones las brujas no se diferencian mucho de las europeas, tal vez porque vinieron con la gran afluencia de colonos extranjeros. Pero tienen algunas particularidades que las hacen distintas.
En primer término, las brujas en Misiones suelen ser la séptima hija nacida sin varón intermedio. O sea, que así como el séptimo varón es lobizón, la séptima mujer se convierte en bruja con el andar del tiempo.
En una oportunidad, conversando con un paisano de la costa del Uruguay, Rivero de apellido, éste me explicaba el carácter de las brujas. Me decía que eran gustadoras de dulces que acostumbraban a robar en las casas de familia; que pasaban a través del agujero de la cerradura; que unas eran buenas y otras malas, es decir, unas eran similares a las hadas asiáticas y europeas, y otras malas, como las auténticas brujas de allende el mar.
Pero lo más extraño fue el cuadro que me pintó en una ocasión en que las escuchó mientras ellas volaban por los aires. Me decía este hombre:
-Fíjese: yo las oía reírse del poniente al naciente. Ellas volaban en la noche y yo las sentía. Me quedé quieto porque no quería que se enteraran que yo las estaba escuchando… Y ellas jugaban y reían… y estuve un rato escuchándolas hasta que las risadas se perdieron a lo lejos.
Cómo puede verse en Misiones las brujas son hasta amables… posiblemente sea el clima el que las humanizó, o los dulces, que cuentan suelen robar de las alacenas en sus noches de jolgorio…
(Extraído del libro “Misiones y sus leyendas”, de Elsa Leonor Pasternik, publicado en 1996)