Hasta finales del siglo XIX, los trapeadores y cepillos para alfombras eran las únicas herramientas con las que se contaba para tratar de mantener limpio el ambiente del hogar. Posteriormente fueron creados varios artefactos y en 1901 fue patentada la primera aspiradora, un dispositivo que utiliza una bomba de aire para aspirar partículas pequeñas de suciedad, generalmente del suelo.
Ideada por el ingeniero inglés Hubert Cecil Booth, la “Puffing Billy” era una enorme máquina, con un motor eléctrico, que aspiraba el polvo.
Booth era un ingeniero civil que se dedicaba a diseñar puentes colgantes y posteriormente se mantuvo ocupado trabajando en motores de barcos de guerra. Luego de haber presenciado una muestra de un sistema de limpieza de vagones de tren, se le ocurrió la idea de crear un sistema o aparato que permitiera succionar la suciedad de las superficies.
Así nació la “Puffing Billy”, diseñada por Booth y fabricada por Fielding & Platt de Gloucester. Rápidamente se hizo popular, pero era difícil de manejar, porque funcionaba mediante un motor que era llevado mediante un carro portátil, traccionado por caballos, y no era compacto como para utilizarlo en las casas.
Por eso se le suele atribuir la invención de la aspiradora a William H. Hoover, quien solo adquirió los derechos aJames Murray Spangler, que a su vez creó la primera aspiradora eléctrica y portátil, aunque luego vendió su idea a Hoover, quien fue el que finalmente comercializó el aparato.