En un clima mundial dominado por el horror de guerras como la de Vietnam, la violencia racial y el recrudecimiento de enfrentamientos entre grupos de protestas y fuerzas represoras, John Lennon lanzó hace 54 años “Imagine”, un utópico himno que abogaba por la paz y la comunión absoluta entre las personas, que se convirtió en la canción más representativa de su prolífico catálogo y lo convirtió en un ícono pacifista.
Con una sencilla, pegadiza y bella melodía, el exbeatle proponía en la lírica imaginar un mundo sin fronteras ni religiones, en la que además de la manifiesta invitación a una soñar una existencia regida por la paz y el entendimiento, lanzaba sutiles cuestionamientos contra los poderes fácticos, como la religión, al responsabilizarlos de la división entre los seres humanos.
Esta gran síntesis entre calidad artística y la fuerza de un mensaje atemporal y abarcador hizo que esta canción, que abre el disco homónimo lanzado el 9 de septiembre de 1971, haya trascendido generaciones y sea reconocida incluso por aquellas personas ajenas a la obra de Lennon; además de establecerse como un tema insignia en actuales campañas por la paz.
“Imagine” erigió también a Lennon como un referente mundial del activismo por la paz, una etiqueta que se impuso y diluyó otras facetas de su compleja personalidad, presente incluso en otras canciones de ese mismo álbum.
Desde el punto de vista musical, el tema presenta una gran sencillez tanto en su composición como en el tratamiento sonoro a la hora de ser registrado, con una instrumentación resuelta solo con un piano que se limita a acompañar la voz, la batería y el bajo haciendo una base simple, y unas sobrias cuerdas añadidas de fondo.
Pero si la simple belleza de su melodía hizo que el tema calara hondo en el público, un espacio igual de importante merece la letra de la canción, inspirada originalmente en un poema de su esposa Yoko Ono, incluido en el libro “Grapefruit”.
Cierto carácter bucólico que a simple vista pareciera atravesar la letra queda sepultado si se tiene en cuenta la crítica solapada que contiene y por el carácter cada vez más político que estaba adquiriendo la obra de Lennon, con marcadas inquietudes que lo acercaban a grupos de izquierda.
Aunque se ha señalado que “Imagine” era una lectura personal de Lennon al Manifiesto Comunista, el historiador Horacio Tarcus, especialista en socialismo y marxismo, opinó que “se inscribe más en la tradición del socialismo utópico”.
“Marx y Engels, con su énfasis en el carácter científico de su sistema, le pusieron un freno a la imaginación utopizante. Para ellos, el comunismo no sería la realización de un ideal, sino la resolución de las contradicciones del capitalismo. ‘Imagine’ tiene, en cambio, ecos de Henri, de Saint-Simon y de Charles Fourier, que le dieron rienda suelta a su imaginación utopizante”.
En este punto, advirtió que estos pensadores -cuyo mote de “utopistas” fue puesto por los propios Marx y Engels- “no creían en la utopía como quimera, sino como anticipación visionaria” y recordó que “en la cultura británica, ese género fue muy potente desde Tomás Moro”, por lo que concluyó que “‘Imagine’ está más en la línea del socialista británico de William Morris que en la de Marx”.
La historia detrás de la autoría compartida con Yoko Ono

En 2017, la británica Asociación Nacional de Editores de Música aceptó incluir a Yoko Ono como coautora del clásico “Imagine”, a 46 años de su creación, a partir de un video de una entrevista de 1980 en la que John Lennon remarcaba la “influencia e inspiración” aportada por su esposa a la hora de encarar esta composición.
El origen de esto remite a que el exbeatle tomó un poema de la artista japonesa incluido en su libro de instrucciones “Grapefruit” que decía frases como “imagina las nubes goteando. Cava un agujero en tu jardín para ponerlas”, entre otras, a modo de letanía.
En los años siguientes a la publicación de la famosa canción, Lennon fue adoptando un compromiso mayor con la lucha feminista a partir de canciones como “Woman Is the Nigger of the World” y con su decisión de abandonar su carrera varios años para dedicarse a la crianza de Sean, el único hijo en común con Yoko Ono.
Fue por ese motivo que en 1980 reconoció que “Imagine” debería haber sido firmada también por su esposa pero que su carácter aún machista no le había permitido aceptar esa realidad en su momento.
Más allá de la inspiración tomada del poema, la participación de Yoko Ono en el resto de la composición fue nula, aseguran los expertos.
Un antes y un después en la vida de Lennon
La canción “Imagine” abre el disco del mismo nombre -segunda placa solista de John Lennon tras la traumática separación de Los Beatles en 1970 y algunos álbumes experimentales realizados junto a su esposa Yoko Ono- que, más allá del impacto de su principal corte de difusión, se convirtió en la obra maestra del músico a partir de la confluencia de los diversos intereses manifestados allí, tanto en la música como en sus líricas, y de la presencia de gran parte de los rasgos que conformaban su compleja personalidad.
Esta producción además fue el gran puente que dividió la existencia de Lennon entre su vida en Gran Bretaña, marcada entre otras cosas por su difícil infancia y su pasado beatle; y su futuro inmediato en Nueva York, en donde iba a constituir su lugar de residencia junto a Yoko y su etapa más radicalizada a nivel político.
Tras un período en que el artista y su esposa se sometieron a la terapia del “grito primal”, difundida por el psicólogo Arthur Janov, para superar traumas de la infancia y situaciones derivadas de su paso por Los Beatles, que decantó en “Plastic Ono Band”, un primer disco solista de profundo corte personal, Lennon encaró esta segunda obra con otro temple.
Desde el estudio montado en su residencia en Tittenhurst Park, en las afueras de Londres, el exbeatle convocó al bajista Klaus Voormann, el pianista NIcky Hopkins, los bateristas Alan White y Jim Keltner, y su ex compañero George Harrison, entre otros, y al productor Phil Spector, para esta misión.
“Plastic Ono Band” es un disco difícil para el mainstream, pero “Imagine” tiene una faceta más comercial, más digerible.
Efectivamente, el himno pacifista “Imagine” convive en la placa con la furia política de “Gimme Some Truth” o “I Don´t Wanna Be a Soldier”, la dura crítica existencial de “Crippled Inside” e “It´s So Hard”, la introspección de “How?”, las románticas y confesionales “Oh, My Love” y “Jealous Guy”, la festiva “Oh, Yoko”, y la rabiosa diatriba contra Paul McCartney de “How Do You Sleep?”. Esta última, prueba cabal de que John podía ser no tan pacífico cuando se trataba de cuestiones personales.
Lo mismo ocurre con la música, que transita entre las baladas, los aires de vodevil, el rock bluseado y algunos ritmos con bajo tempo pero no por eso carentes de intensidad y fuerza sonora.
En esa amalgama apareció la canción “Imagine”, tan en contraste con algunas piezas del mismo disco como con el futuro radicalizado que esperaba a John en Nueva York.
De lo que pareciera no haber dudas es de la certeza que tenía el exbeatle de tener entre manos una obra que trascendería en el tiempo, si se tiene en cuenta que se ocupó de que todo fuera documentado por cámaras para una futura película.
Es por eso que el proceso creativo de este disco puede verse en detalle en documentales como “Above Us Only Sky”, disponible en Netflix; del mismo modo que se explica la existencia del famoso proto-videoclip de la canción insignia, en la que el músico realiza su interpretación desde un piano blanco, en una sala toda del mismo color, mientras Yoko Ono abre unos ventanales que permiten la entrada de luz natural.
Fuente: agencia Telam (publicado originalmente el 9 de septiembre de 2021)








