Hoy gracias al estudio del genoma humano podemos conocer un poco más sobre cada detalle, sobre qué tipo de enfermedades podemos tener y el potencial para ayudar a prevenirlas. Pero lo más importante es saber que el estilo de vida nos condiciona, que nuestra elección en el día a día nos lleva a vivir mejor.
La epigenética (epi: rodear, genética: genoma), nos enseña la importancia que tiene nuestro estilo de vida desde el aire que respiramos, lo que comemos, lo que elegimos, hasta con quiénes nos relacionamos. Por eso sabemos que uno de los pilares en la salud es evitar la inflamación. Esto significa que cada órgano tiene un primer contacto con un proceso patológico a través de una zona inflamada, el proceso inflamatorio es la clave.
Hipertensión, diabetes, artritis, cáncer, todo comenzó con un proceso de inflamación.
¿Cómo hacer para no producir inflamación en los diferentes órganos?
Uno de los más importantes es alimentación, así nace la nutrigenética: saber qué nos favorece consumir. Esto se realiza a través de un simple estudio de una muestra de la saliva.
Así se pueden saber cuáles son los nutrientes que nuestro cuerpo necesita, tener en claro cómo alimentarnos y suplementarnos para estar mejor y rendir al máximo.
Fruto de estos avances nace la genómica nutricional, el área de la ciencia que estudia la relación entre el genoma humano, la nutrición y la salud.
El grado en el que la dieta influye en el equilibrio entre estado de salud y enfermedad es vital, ya que por ejemplo, el gen del cáncer de colon en una persona puede nunca despertarse por el estilo de vida que elige tener a diario.
La nutrigenética estudia la forma en la que nuestro cuerpo responde a los diferentes nutrientes, cómo interaccionan nuestros genes con los diferentes elementos nutricionales. Provocar cambios en el metabolismo celular y en los perfiles metabólicos, para prevenir, aliviar o mejorar el pronóstico de diferentes enfermedades en las que el factor nutricional constituye un elemento importante en su etiopatogenia.
Con un simple estudio no invasivo, una muestra de saliva, aunque todavía resulta muy costoso, determina cómo tiene que comer cada persona de acuerdo a su genética. Cada uno de nosotros somos únicos y no hay ninguna persona igual, ni siquiera los gemelos.
Gracias a este análisis determinaremos si el paciente sufre intolerancia genética a la lactosa, el grado de intolerancia al gluten y vamos a determinar qué cantidades de cada nutriente debe tomar el paciente en base a sus genes.
Feliz y bendecido domingo disfrutando conocer más para generar un bienestar mayor.