Un médico posadeño que enfrenta cinco acusaciones de pacientes por abuso sexual ante el juez de Instrucción de Puerto Rico, Leonardo Manuel Balanda Gómez, fue indagado ayer durante tres horas y media, en las que negó todas las imputaciones y detalló paso a paso la metodología de intervenciones ginecológicas que realizó en el consultorio del Hospital “Ricardo Gutiérrez” de Puerto Rico.
Tal como publicó en exclusiva PRIMERA EDICIÓN el 12 de junio pasado, el ginecólogo de 41 años fue denunciado por cuatro jóvenes y una adolescente de 17 años por presuntos actos violentos cuando fueron revisadas en el centro de salud público de Puerto Rico.
Las presentaciones se realizaron, entonces por subrogación, ante el juez Correccional y de Menores, Osvaldo Rubén Lunge quien ordenó allanar -el jueves 10 de junio pasado- el hospital para secuestrar las historias clínicas de las denunciantes de los presuntos hechos de abuso sexual.
El procedimiento consistió en la solicitud y secuestro de los datos e intervenciones que se hayan recolectado de las pacientes pero también que peritos de la división de Policía Científica de la Unidad Regional IV recolectaran fotos y tomaran datos precisos para confeccionar un croquis del consultorio del galeno como el resto de las dependencias que utiliza habitualmente. La orden de Lunge se cumplió a la par de las tomas de testimonios respecto a las denuncias presentadas.
Ayer el médico se presentó a indagatoria ante el titular del Juzgado de Instrucción de Puerto Rico, y declaró desde las 9 hasta pasadas las 12.30 con el asesoramiento vía plataforma virtual de su defensor Hugo Zapana.
Preservando detalles de las presuntas víctimas y los hechos que denunciaron, fuentes confiaron que el médico detalló el procedimiento para revisar los genitales de las pacientes ante cada síntoma que manifiesten.
De ese detalle remarcó que utilizó material esterilizado y, entre otros instrumentos, un espéculo de rutinario pero necesario elemento para los análisis en camilla.
Entre otros puntos también relató que en marzo había comenzado a trabajar en el hospital Gutiérrez de Puerto Rico, y que había asistido en un lapso aproximado de tres meses a 1.500 pacientes mujeres. Y principalmente, que nunca cometió ningún tipo de acción fuera de los protocolos que exigen su labor especializada. Además que en cada intervención, la puerta que conecta su consultorio con el de su asistente, una instrumentista, siempre permanece entornada, no cerrada para dar tranquilidad a la persona que está observando o analizando.
Se aguarda ahora que Balanda Gómez determine la imputación o no al acusado. Por el momento permanecerá en libertad, ya que siempre cumplió con el arraigo judicial y no entorpeció la pesquisa iniciada por el juez Lunge.