Una travesía programada para recorrer Europa, llevó a la posadeña María del Carmen Simsolo a salir de la Argentina por una temporada. Y lo que pensaba que sería una ausencia por un par de meses se transformó en años. Es así que lleva más de 20 residiendo en el exterior, donde armó su vida y conformó su familia.
Desde Miami, Estados Unidos, donde vive junto a su hija Diana, contó a Ko’ape cómo transcurrió este tiempo lejos de su casa paterna. “Al finalizar el viaje a Europa, vine a conocer Nueva York y Miami, adonde llegué el 27 de junio de 1997, durante un día espectacular de verano, con un sol hermoso. Y la primera impresión fue -como siempre digo-, amor a primera vista”.
Agregó que “¡me encantó! Fue un click instantáneo en mi cabeza. Y no se porqué sucedió, porque anteriormente había visto ciudades hermosas. Tal vez era el destino, o así estaba escrito”.
Simsolo tenía una semana para estar y recorrer este paraíso, al sureste de Florida. Y fue lo que hizo. Aprovechó para visitar a una amiga de Posadas que estaba allí junto a su esposo. “Recorrí bastante, le dije que me encantaba, y que quería estudiar inglés, porque sabía que había cursos gratuitos para adultos en las escuelas primarias. También le manifesté que me encantaría encontrar un trabajo y que podría quedarme unos meses o hasta fines de año porque lo mejor sería que practicara el idioma en un país donde se hablara la lengua”. A la exestudiante de Turismo de la Facultad de Humanidades de la UNaM, le pareció una excelente oportunidad. Y así como planificó, se sucedieron las cosas. “En una semana conseguí trabajo en una boutique de Coconut Grove, que es el lugar donde primero viví en la ciudad, una zona muy linda que estaba muy de moda. Así que dividía mi tiempo entre el estudio y el trabajo”, manifestó.
Al cabo de un mes de trabajo, conoció a quien sería su esposo por más de 20 años. “La relación continuó, se afianzó, al punto que decidimos casarnos, cosa que sucedió rápidamente. En menos de ocho meses estaba casada. Y por eso me quedé”, narró. Cuando llamó a sus padres Luis y Carmen, para comunicar lo sucedido, “mi hermana me contaba después que estaban felices. Sobre todo papá, porque iba a llevar a su hija al altar y, yo más, porque ellos iban a venir a la boda”.
Una nueva vida
Simsolo siguió trabajando en la boutique por un tiempo más hasta que optó por dedicarse “a lo que había estudiado en Argentina, y que la había llevado a ser gerente del hotel Puerto Canoas de Puerto Iguazú, antes de venir hacia acá. Inicié la búsqueda y empecé en Best Western, donde estuve un tiempo en el puesto de recepcionista. Después me pasé a Hyatt Regency como agente de reservaciones. Me quedé un buen tiempo, me gustó, pero tuve la oportunidad de encontrar un empleo en el que me pagaban mucho más, en la parte financiera, en banca privada. Estuve en una consultora, representante de un banco suizo en Miami”.
Finalmente, y por otro tiempo, desarrolló tareas en un banco americano. Cuando nació su hija, Diana Nicole, hizo un paréntesis en el trabajo por un lapso cercano a los dos años. Y fue en ese momento que tomó la decisión de estudiar Bienes Raíces, de sacar la matrícula, “para poder manejar mis tiempos, mi familia, mi nena, y tener mayor libertad horaria”.
Analizó que “lo de bienes raíces fue una decisión muy acertada, es dedicarme a lo que realmente me apasiona. Y me va muy bien. Me permitió viajar, visitar a mis padres Luis y Carmen de Perini, mientras vivían; ver a mi hermana Olga, residente en el Distrito Federal de México; pude manejar mis tiempos en un país donde la vida es bastante agitada, acelerada, con un ritmo parecido al de Buenos Aires y que, como misionera, no conocía en ese momento”.
Si bien, a pesar del paso de los años, sigue extrañando a la familia y a los amigos que dejó en la tierra colorada, no puede decir lo mismo del mate o las comidas “porque acá siempre pude conseguir todos los ingredientes para prepararlos”.
Remarcó que Internet fue “increíble para reconectar con todos los afectos de Misiones. Soñaba con que la tecnología llegara rápidamente a Posadas para poder hablar gratuitamente cuando las llamadas eran algo costosas desde Estados Unidos. La llegada de Facebook y, después WhatsApp, fue realmente una alegría para mí”.