Desde siempre, Puerto Rico fue cuna de grandes jugadores de futsal. Y el romance con la redonda más chica tuvo su pico en 1994, cuando en el polideportivo local se jugó ni más ni menos que la final del Mundial, donde Argentina se consagró campeona por primera vez en su historia.
Desde entonces, el futsal atravesó diferentes épocas, con altibajos de todos los tipos. La localidad llegó a tener durante varios años un equipo en el torneo posadeño, el más antiguo de la provincia entre los que siguen hoy en actividad.
Para los fanáticos del salonismo, es imposible olvidar aquel team del club 25 de Mayo que viajaba todas las semanas 140 kilómetros de ida y otros 140 de vuelta para pelearle en inolvidables mano a mano a Crucero del Norte o Plastimi.
Pues bien, el tiempo pasó y, pese a algunos intentos, el futsal no volvió a ser el de antes en Puerto Rico. Por eso, tomó la bandera de la resistencia uno de los jugadores más emblemáticos de la ciudad, Sergio Aquino (39), quien puso manos a la obra y actualmente dirige una de las pocas escuelitas de futsal que existen en toda la provincia.
“Como en toda disciplina, el objetivo es que los chicos se formen a través de los valores del deporte. Y también que el futsal vuelva a surgir en Puerto Rico”, confiesa a EL DEPOR el profe de Educación Física y exjugador del ya mencionado 25 de Mayo, el recordado Deportivo Tucholke de Posadas e incluso el propio Plastimi de Posadas.
Como suele suceder, Sergio arrancó desde chico con el fútbol de campo y no fue hasta los 15 años que conoció al que sería uno de los amores de su vida. “Yo arranqué de grande, a esa edad jugué mi primer torneo. Era de categoría Cadetes y se jugó en el Poli El Zaimán de Posadas. Armamos acá en Puerto Rico un equipo y nos fuimos. Y desde entonces, no dejé nunca más de jugar”, recordó.
Aquino es recordado como uno de los jugadores emblemáticos de la ciudad y de la provincia. Es que formó parte de las campañas más grandes del futsal misionero. Incluso disputó dos veces la División de Honor, máxima categoría del salonismo argentino, la primera con el recordado Deportivo Tucholke de Dos de Mayo, en 2008; y la segunda con Plastimi de Posadas, al año siguiente.
“Tuve la suerte de jugar mucho, de conocer muchos jugadores y muchos lugares gracias al futsal. Y acá seguimos, no me considero un exjugador. Continuamos entrenando con toda esa camada acá en Puerto Rico los martes y jueves. Hasta estuvimos a punto de volver al torneo posadeño antes de la pandemia”, sonríe Sergio.
Y ese es el tema. En busca de competencia, el futsal de Puerto Rico siempre tuvo que partir, ya sea a Posadas, Montecarlo o Eldorado. Hacia 2019 se llegó a reiniciar el torneo local, pero la pandemia arrasó nuevamente con la ilusión de contar con un campeonato propio y que se mantenga en el tiempo.
Por eso, Sergio resolvió poner manos en el asunto y aportar desde su lugar. “El futsal me apasiona y ya venía trabajando desde la Dirección Deportes de la Municipalidad. Hasta que en 2019 surgió la posibilidad, el presi del Club Atlético Nazareno me llamó y decidí empezar con la escuelita de futsal”, cuenta Aquino, que busca que los chicos adopten las técnicas y el amor por el salonismo ya desde chicos. Eso, claro, es una apuesta a futuro para que Puerto Rico recupere su lugar en el mapa salonero de la provincia y el país.
Hoy por hoy, siempre bajo protocolo, son 45 los alumnos que asisten a la escuelita del Nazareno. Sergio dividió a los futuros cracks en tres grupos y da clases los martes y jueves, de 17 a 20, en el microestadio de la avenida San Martín. Los players van desde los 7 a los 15 años.
“Como en toda disciplina, el objetivo es que los chicos se formen a través de los valores del deporte. Transmitirles todas esas cosas para que el día de mañana, sobre todo, sean buenas personas.Y también, claro, que el futsal vuelva a surgir en Puerto Rico. Que en el futuro haya más competencia acá, quizás nosotros ya seamos dirigentes a esa altura, entonces que sigan con el legado y con equipos de acá puedan participar en torneos provinciales y nacionales. Esa sería la meta final”, aclara Aquino.
El profe Sergio sueña con que el día de mañana Puerto Rico tenga su propio torneo y que los chicos no tengan que viajar como ellos hicieron durante tantos años, todas las semanas. “Mirá, para nosotros, el Club Brown de Posadas es como nuestro lugar en el mundo, siempre nos gustó jugar ahí. Pero la idea para el futuro, en el corto plazo y cuando se rehabilite la competencia, es que Puerto Rico tenga también su torneo fijo, como tienen Posadas o Eldorado. Los chicos lo van a agradecer”, sintetizó Aquino, quien ya plantó la semilla salonera en las próximas generaciones de deportistas de Puerto Rico