Después de más de cinco meses de vivir un calvario junto a su hijo autista de cinco años, Yuliana Dos Santos decidió contar su historia “porque a mi hijo le arruinaron la vida por no poder comunicarse”.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, la joven mamá de 27 años contó que Bautista era muy activo, “corría todo el día, no paraba nunca” pero el primero de diciembre pasado no se quiso levantar, “era algo muy extraño que mi hijo durmiera todo un día, por lo que decidí llevarlo al médico y al día siguiente, a primera hora, fuimos a la guardia del Hospital de Pediatría”.
“El 2 de diciembre, mi nene ya tenía un poco de fiebre y cuando ingresamos a la guardia, la médica primero no quería atenderlo porque no tenía el barbijo puesto. Traté de explicarle que mi hijo es autista y que no se dejaba poner el barbijo, pero ella insistió y estuvimos casi diez minutos tratando de ponerle el barbijo pero obviamente fue imposible. Entonces, me preguntó ya de mala manera qué le pasaba y le conté lo que estaba ocurriendo con mi nene, pero me miró con una expresión rara y me preguntó, como si fuera una locura, si yo había llevado a la guardia a mi hijo porque durmió todo el día. Le dije que sí, que eso me preocupaba porque no era normal en él y sabía que algo le estaba pasando pero como no habla, no podía decirnos”, contó la mujer.
“Entonces, me dijo que lo llevara a mi casa y le diera de comer, ni siquiera lo miró, ni lo tocó. Entonces le pregunté qué pasaba con la fiebre y me dijo que se la bajara. Mi hijo, inocente, le ponía la pierna para que lo revisara pero ella ni se acercó. Por supuesto salimos de ahí sin ningún diagnóstico ni indicación y sin saber el nombre de la médica”, recordó.
Tenía apendicitis
Tres días después Bautista seguía sin querer levantarse, sin apetito y con temperatura, “fui al Hospital de Fátima y me dijeron que volviera a traerlo al Pediátrico. Ese mismo sábado 5 de diciembre volví al Barreyro y estuvimos todo el día, lo vio un médico y le aplicaron una inyección para el dolor de panza. Querían mandarlo a casa pero con mi pareja nos plantamos y pedimos que le hicieran un estudio para saber qué le estaba pasando. A las 19 empezó a vomitar sangre y ahí recién decidieron internarlo porque hasta ese momento ellos pensaban que solamente estaba deshidratado”.
Según recordó la joven, “ya internado, cerca de las 22, le hicieron una ecografía y ahí salió que se le había explotado el apéndice, por lo que entró de urgencia al quirófano. No sé qué pasó adentro, mi hijo sobrevivió, pero ya no será el mismo. Durante todos estos meses, Bautista entró y salió de terapia intensiva, tuvo un ACV… y ayer seguía internado luego que el martes pasara por el quirófano donde le cerraron la colostomía (Bauti tuvo también traqueotomía). Después de todo esto, mi hijo tiene cuadriparesia espástica que es un tipo de parálisis, ya no va a volver a caminar… lo tengo postrado en una cama y sé que nunca va a volver a levantarse”.
“Que no haya más Bauti”
“Mi hijo era un chico normal, más allá del autismo. Después de lo que pasó, estará postrado en una cama toda su vida. A mi hijo le arruinaron la vida por tener autismo y no poder comunicarse, no quiero que haya más Bauti”.