
Sudáfrica ha tomado medidas para poner fin a la industria de cría de leones multimillonaria, que suministra cachorros para el turismo, leones para la caza de trofeos y huesos para la medicina tradicional.
El 2 de mayo, en un comunicado, Barbara Creecy, ministra del Departamento de Silvicultura, Pesca y Medioambiente de Sudáfrica, reconoció “que la industria de cría de leones en cautividad no contribuye a la conservación y daña la reputación turística y de conservación de Sudáfrica“.
Con este comunicado, el gobierno sudafricano dejará de emitir permisos para criar, mantener, cazar o interactuar con leones cautivos y revocará los actuales permisos de cría. Se cree que varios factores han influido en esta decisión, entre ellos la creciente oposición pública a la industria por ser inhumana, por sus posibles vínculos entre el comercio legal e ilegal de huesos de león y porque se entienden mejor las enfermedades que pueden transmitir los animales a los humanos.
Se estima que hay entre 6.000 y 8.000 leones cautivos en centros privados en todo el país, pero Ian Michler, director de Blood Lions, una organización sudafricana sin ánimo de lucro dedicada a poner fin a la industria de leones cautivos, afirma que podría haber hasta 12.000.
Hay unos 2.000 leones salvajes en Sudáfrica y se estima que quedan 20.000 en todo el continente. Sus poblaciones se han desplomado casi un 50 por ciento durante el último cuarto de siglo a medida que se fragmentaban sus hábitats y empezaban a escasear presas como los antílopes.
Por otra parte, los leones tienen cada vez más contacto con personas de comunidades rurales, lo que tiene consecuencias mortales para ambos. Y según Creecy, el comercio legal de partes de leones criados en cautividad podría incrementar la caza furtiva de poblaciones salvajes.
Los informes sobre la industria de leones cautivos de Sudáfrica han demostrado que los animales suelen vivir en condiciones inhumanas, en espacios hacinados con una dieta deficiente y mala atención veterinaria.
Por consiguiente, el comunicado del domingo se considera una victoria tanto para los conservacionistas como para los defensores del bienestar animal. “Miles de leones de granja nacen para llevar una vida de miseria en Sudáfrica cada año en centros crueles de cría comercial“, escribió en un correo electrónico Edith Kabesiime, gestora de campañas de fauna de la organización sin ánimo de lucro World Animal Protection.
“Esta decisión del gobierno sudafricano es valiente. Ha dado los primeros pasos en un compromiso hacia un cambio significativo y duradero. Supone una victoria para la fauna salvaje“, agregó.
En algunos centros de cría en cautividad del país, los turistas pagan por acariciar, alimentar con biberones y sacarse selfis con cachorros de león y pasear junto a animales más maduros. Los críticos afirman que este turismo interactivo provoca abuso y prácticas de cría inhumanas, como la cría rápida, que consiste en separar a los cachorros de sus madres de forma prematura para que estas puedan producir más crías.
Michler señala que muchos leones cautivos son vendidos a instalaciones de caza al final de sus vidas, donde los disparan cazadores de trofeos, a veces en cacerías “enlatadas” en zonas valladas. Los cazadores de trofeos se quedan con las pieles y las cabezas, y sus huesos suelen exportarse a Asia para su uso en la medicina tradicional.
Sudáfrica estableció un cupo anual de esqueletos de leones que podían exportarse de forma legal hasta 2018, cuando el Consejo Nacional de Sociedades para la prevención de crueldad a los animales de Sudáfrica interpuso una demanda para paralizar esta práctica. Aquel año, el gobierno casi duplicó la cuota de exportación previa del departamento, de 800 a 1.500.
Fuente: National Geographic