Cada 7 de abril, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) conmemora el Día Internacional de Reflexión sobre el Genocidio de 1994 contra los Tutsi en Ruanda, recordatorio establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2003:
A_RES_58_234_SLa fecha marca el comienzo del genocidio perpetrado contra miembros de la minoría tutsi por el gobierno extremista hutu.
En poco más de 100 días, más de un millón de tutsis fueron sistemáticamente asesinados. Los hutus moderados y otros que se oponían a las masacres también fueron asesinados durante este período.
La UNESCO se compromete en esta fecha a promover la educación sobre los genocidios como medio de sensibilizar sobre las causas, la dinámica y las consecuencias de esos delitos y de reforzar su capacidad de resistencia frente a todas las formas de discriminación.
En ese marco, organizó para hoy una mesa redonda titulada “Del discurso del odio al genocidio: lecciones del genocidio de 1994 contra los tutsis en Ruanda”, para conmemorar el 27º aniversario del inicio de ese dramático episodio. El evento se celebrará en línea este 7 de abril a las 15 horas de Francia (10 de Argentina).
Un poco de historia
Durante el genocidio de 1994 contra los tutsis en Ruanda, cerca de un millón de personas perecieron y unas 250.000 mujeres fueron violadas, lo que dejó a la población del país traumatizada y a su infraestructura diezmada.
En los años que siguieron al genocidio, más de 120.000 personas fueron detenidas y acusadas de responsabilidad penal por su participación en las matanzas.
Desde entonces, Rwanda ha estado enfrascada en un ambicioso proceso de justicia y reconciliación con el objetivo final de que todos los ruandeses vivan una vez más unidos y en paz.
El proceso de reconciliación en Ruanda se centra en la reconstrucción de la identidad ruandesa, así como en equilibrar la justicia, la verdad y la situación futura de paz y seguridad.
El Gobierno ha adoptado diferentes medidas para lograr el objetivo de que perpetradores y víctimas coexistan en paz. Por ejemplo, la Constitución establece ahora que todos los ruandeses tienen igualdad de derechos. Y todas las leyes aprobadas combaten la discriminación y la ideología genocida que los dividía.