Hace poco más de un año que Juana Mendoza de Eldorado está en Buenos Aires junto a su hijo Leandro Gabriel, ya que el pequeño de 13 años está en tratamiento para luchar contra un tumor canceroso.
Hasta ahora, la familia vivía en una habitación prestada pero en marzo debían devolverla. Sin embargo, como Juana no puede salir a trabajar porque debe cuidar a su hijo, el único ingreso que recibe es por el “Plan Argentina Hace” y la asignación económica por hijos con discapacidad. Por lo tanto, pagar un alquiler le resulta imposible. “Lo único que quiero es tener un lugar para vivir, me aterra la idea de que terminemos en la calle”, dijo a PRIMERA EDICIÓN la mamá de Leandro, Juana Mendoza.
Un tumor les cambió la vida
Todo comenzó cuando Leandro sufrió una hemorragia ocular: “corría riesgo de vida y en el Samic de Eldorado no tenían como ayudarlo”, contó. Lo derivaron al Hospital Garrahan de Buenos Aires y dos días después de haber llegado, el niño tuvo el diagnóstico: Sarcoma de Ewing en estadío avanzado, un cáncer que se produce en los huesos o alrededor de ellos.
Para hacer frente a este tumor, inmediatamente empezaron el tratamiento con quimioterapia y radioterapia. Como estaba en una etapa avanzada, el tratamiento fue agresivo: “En la primera etapa tuvo que ir a terapia intensiva y estuvo entubado durante 26 días”, recordó. Al salir de los cuidados intensivos, siguió con el tratamiento pero el tumor que había comenzado en la cabeza y se había extendido a la médula, clavículas y piernas, seguía avanzado. “A las dos semanas, le hicieron los estudios para ver si la quimioterapia estaba haciendo efecto, pero el tumor seguía creciendo y ahora se expandía por la cadera”, contó.
Por esta razón, Gabriel comenzó un nuevo tratamiento que no tiene límite de tiempo. “Puede terminar en dos años, cuatro años o durante toda la vida. Tal vez me quede en Buenos Aires durante toda la vida y por eso necesito un lugar digno para vivir con mi hijo mientras él tenga esta enfermedad”.
Le prestaron una habitación hasta marzo
Cuando llegaron a Buenos Aires, desde el Hospital Garrahan les ofrecieron un lugar temporal: “Nos dieron un lugar sólo por dos meses, pero me dijeron que en realidad no correspondía porque ellos no podían hacerse cargo de la situación habitacional”, explicó.
Dos meses después, y con Leandro dado de alta, la pandemia mundial llegó a Argentina. “No sabíamos qué hacer porque no nos podíamos quedar más en la habitación que nos dio el hospital”, mencionó.
Afortunadamente, durante el tiempo en que su hijo estuvo internado, Juana conoció a una mujer en el hospital con la que forjó una amistad. “Nos habíamos dado los números para mantenernos en contacto y justo cuando a mi hijo le dieron el alta, me llamó para decirme que su hermano tenía una habitación disponible porque se iba de viaje y me ofreció quedarme ahí hasta marzo de este año, que es cuando él volvía”, contó.
Se tienen que mudar
Terminando el mes de marzo, Juana tiene que buscar otro lugar para vivir pero hasta ahora no tuvo suerte. “Pensé que iba a encontrar un alquiler pero los precios están muy caros. Una piecita sale $14.000 y encima piden recibo de sueldo, que yo no tengo. Además, en muchos lugares no aceptan niños”, dijo.
A esta dura situación, se le suma que “tampoco puedo alquilar cualquier cosa porque, por la condición de mi hijo, tiene que ser un lugar seco, limpio y en buenas condiciones. Un espacio así está por encima de los $20.000 y para poder entrar, en el primer mes se va a más de $50.000”, destacó.
No reciben ayuda
Ante la falta de alquileres disponibles, “me fui a hablar con Desarrollo Social para ver cómo podían ayudarme pero su única respuesta fue que no tienen una vivienda para darme”, dijo. “Encima se pasan la pelota: unos dicen que el Gobierno de Misiones se tiene que hacer cargo, otros que el Gobierno de Buenos Aires tiene la responsabilidad de hacerlo… yo ante todo soy argentina, y una persona con un hijo que está pasando por una situación horrible. Y me siento muy mal porque no puedo darle a mi propio hijo un lugar digno para vivir”, reclamó.
Por otra parte, la obra social que tiene en Buenos Aires no se encargó de su problema porque “como me cambié al domicilio de Buenos Aires para poder tener esa obra social, yo figuro como que ya tengo un lugar para vivir”. En el Garrahan tampoco pueden ayudarlos: “esos dos meses fueron un tiempo excepcional”, concluyó.
Paciente ambulatorio
Actualmente, Leandro está en tratamiento ambulatorio: “Cada dos semanas tenemos que ir y generalmente lo internan algunos días porque el nuevo tratamiento le baja mucho las defensas y se deshidrata rápido o le da fiebre”, dijo.
Se puede colaborar con transferencia
Sin lugar para ir y sin fecha de regreso a Misiones, la familia pide ayuda. “Con lo que puedan colaborar me van a ayudar para intentar cubrir el pago de un alquiler y darle de comer a mis hijos, porque hubo un tiempo en el que ni si quiera pude garantizarles eso”, se lamentó.
Para colaborar, pueden realizar transferencias al CBU 2850003440094618080358, Banco Macro. También pueden comunicarse con Juana al número 1131703585. La mamá de Leandro subrayó que “toda ayuda va a ser bienvenida” y aprovechó la oportunidad para destacar toda la ayuda que recibió de su amiga del hospital, no sólo por el lugar que les prestó temporalmente, sino también porque les dio comida cuando no tenían nada. “La pasamos muy mal. Nadie se imagina lo feo que es ver a tu hijo enfermo en una cama y no saber qué darle de comer ni saber a dónde vamos a vivir”, dijo.
Según Juana, “su llamado y su inmenso apoyo me abrieron el cielo”, ya que gracias a su amiga, Leandro pudo continuar con el tratamiento.