Una aventura ligada a mejorar en todos los aspectos es la que asumirá desde los próximos días el luchador misionero Mauricio Lovera (20). Tras ganarse su lugar en el Selectivo de febrero para entrenar durante 28 días en México y competir luego en el Open de España, el posadeño ya prepara las valijas. El objetivo es doble: prepararse para los desafíos que vienen y, además, enarbolar una vez más el apellido familiar entre los mejores luchadores del planeta.
“Sueño con que mi apellido vuelva a estar entre los mejores del mundo”, le dijo ayer Mauri a EL DEPORTIVO próximo a emprender viaje. El finde del 14 de marzo partirá primero hacia Centroamérica. Luego volverá a Buenos Aires para cumplir su primera odisea por Europa. Y cuando regrese, el 8 de mayo, irá por su lugar en los primeros Juegos Sudamericanos U-20, que se realizarán en Cali, Colombia, en septiembre.
“Ya estuve entrenando en México, pero nunca en Guadalajara. Edu, mi primo, se preparó ahí para los JJOO de la Juventud 2018 y me dice que es un lugar donde se entrena fuerte”, sintetizó Lovera sobre las expectativas del viaje, que en su segunda etapa lo llevará por primera vez a Europa. “Eso me emociona, cruzar el Atlántico es algo increíble”, consignó.
El representante de Misiones Lucha busca seguir los pasos de Eduardo Lovera, quien fue el único misionero en aquellos JJOO juveniles que se hicieron en Buenos Aires. Y también del cordobés Agustín Destribats, actualmente clasificado para Tokio, con el que comparte la categoría: lucha libre hasta 65 kilogramos.
“Él es mayor y yo soy juvenil. Siempre nos habla y es muy humilde. Ahora está en Rusia, preparándose para los Juegos Olímpicos. Me gustaría seguir sus pasos. Si él pudo, quiere decir que todos podemos. Me gustaría poder participar en un Preolímpico para París 2024”, se ilusiona Mauri.
Por lo pronto, el entrenamiento en México y ese torneo en España le permitirán ganar experiencia de cara al Selectivo rumbo a los Panamericanos U-20 de Cali. Ese certamen clasificatorio se realizará en Buenos Aires, el sábado 8 de mayo, apenas días después de que Lovera regrese a la Argentina. Llegará más afilado que nunca.
“La idea es clasificar para Cali y tener una buena base para representar de la mejor manera a la Argentina. Sueño con que mi apellido vuelva a estar entre los mejores del mundo”, sintetiza Mauri en relación a Edu, su primo, aunque él también tiene lo suyo: en noviembre de 2019, por ejemplo, el luchador del barrio Santa Lucía fue campeón sudamericano en Juveniles subcampeón en Mayores, en Chile.
Mauricio arrancó a los 12 años con la lucha olímpica y, desde entonces, no paró. Fue varias veces campeón argentino y vencedor en los Juegos Evita. “Y así me fui haciendo, hoy me doy cuenta y ya pasaron ocho años, siempre tomado de la mano con la lucha, que es mi pasión, que ya se volvió un hábito en mi vida”, reflexiona.
¿Existe algún arrepentimiento? Para nada. “La lucha me abrió muchas puertas. Yo arranqué viendo cómo Ricardo Báez, con 16 años, viajaba para luchar a Italia, Rusia o Francia. Y me decía a mí mismo ‘mirá si algún día llego’. Mi primer viaje fue a Cuba y entonces supe que quería seguir ese camino. Y ahora puedo confirmar que con el tiempo y con mucho esfuerzo, todo llega. Hay que dejar todo y no abandonar. Los sueños están y hay que seguirlos”, cerró el luchador, una promesa de la disciplina.