El mordiscón de Mike Tyson a Evander Holyfield, el 28 de junio de 1997, arriba del ring. O el tarascón de Luis Suárez a Giorgio Chiellini en el partido de Uruguay ante Italia por el Mundial de fútbol de Brasil, en 2014. Aunque insólito, hechos de esas características abundan en la memoria colectiva. Y ahora hay que sumar otro, el ataque que el púgil misionero Alejandro “Cuervo” Silva (27) sufrió el último sábado en su primera defensa del título superwelter de la Federación Argentina de Boxeo (FAB).
La imagen recorrió todos los medios del país y tuvo como víctima al boxeador posadeño criado en el barrio Rocamora y actualmente afincado en Avellaneda. Fue el último sábado por la noche y el agresor fue el santafesino Gabriel Omar Díaz (23), quien obviamente fue descalificado y perdió la pelea.
“Es la primera vez que me pasa algo así. No era la manera en la que quería ganar. Hubiese preferido recibir un buen golpe a esa mordida”, contó ayer a EL DEPORTIVO el ascendente Silva, aún sin poder creer lo sucedido.
Todo sucedió en el Polideportivo Municipal de Berazategui, en Buenos Aires, cuando transcurría el tercer round, en el marco de un clinch, como se le llama al movimiento por el que uno de los oponentes, en este caso Díaz, se aferra al otro cual si fuera un abrazo para evitar o disminuir un ataque.
“Ahí se acercó el árbitro y yo saco un brazo para mostrarle que él no estaba agarrando. Cuando quiero sacar el otro brazo, el izquierdo, siento el mordiscazo. Fue fuerte y se ve que me agarró algún tendón, porque enseguida sentí electricidad en el brazo y como que el dedo medio se me retraía. Fue una sensación y un dolor muy feo, que nunca había sentido. Hubiese preferido recibir un buen golpe a esa mordida. Empecé a gritar porque realmente me dolió y porque no sentía el dedo”, detalló Silva.
Enseguida, el árbitro de la pelea se acercó y llamó a un médico, quien confirmó el mordisco. Como se ve en la foto, los rastros de la agresión quedaron marcados en el brazo del misionero. “Estuvo hinchado hasta hace unas horas, morado, si me dejó la marca de tres dientes. Decí que tenía puesto el bucal, si no me arrancaba un pedazo”, resaltó el “Cuervo”.
Lo curioso es que, tras la descalificación, desde el rincón de Díaz comenzaron los insultos. “Yo les mostraba la mordida, pero ellos seguían. Ya en los vestuarios, estaba hablando con Carlos Tello, promotor de la pelea, y viene uno del equipo de Díaz a pedirme que le muestre el brazo. ‘Uhh, mal ahí’, me dice, y se va”, recordó Silva
“Ellos habrán pensando que yo me lesioné antes, que fue todo una movida mía. Yo tengo quince peleas, estoy invicto y todas gané por nocaut o puntos, jamás he boludeado ni acusado a nadie de nada. Yo gano a las piñas, no poniendo excusas. Seguramente él se habrá encontrado incómodo y recurrió a ese recurso, que es antirreglamentario”, aclaró.
Silva confió que, más allá de que pudo retener el título superwelter, “no era la manera en la que quería ganar la pelea, vengo entrenando hace un montón… ¿para que esto termine así?”, se lamentó el “Cuervo” Silva.
A la espera de su próximo compromiso, que podría ser por las semifinales del Súper Ocho de la FAB (un certamen que se disputa mediante playoffs y cuya primera pelea fue la del sábado), Silva volvió ayer a los entrenamientos, a la espera también de cumplir otro sueño: pelear al menos una vez en Misiones. “Yo lo que más quiero es hacer una pelea en mi provincia, defender mi título allá. Ojalá se dé en algún momento” sintetizó