
No solo el conocimiento ayuda sino también la práctica de ese conocimiento. A estas alturas, ya todos saben que el origen de nuestros males está en cómo nos tomamos la vida y si es en calma seremos afortunados.
Una propuesta para poner en práctica es regalarse esos “cinco minutos del té” para contemplarnos, contemplar simplemente mirando a nuestro alrededor.
La contemplación no juzga, sólo observa, y mientras se observa, las neuronas se van reactivando, como uniendo sus partes y recuperando energía.
Durante esa meditación contemplativa surgen las emociones. sentires que nos irán mostrando cómo está nuestro interior.
Sintiendo-nos para reconocer lo que nos gusta de ese momento presente y lo que no nos gusta.
Una vez detectadas esas situaciones podemos cambiar la imagen que no nos gusta reemplazándola por positiva. Respirar profundo y regresar a nuestras actividades. Será un comienzo mágico de contacto con uno mismo.





