El Club Tokio se prepara para su regreso al ámbito nacional. La fecha está marcada y el 26 de febrero será la vuelta del Oriental al Torneo Federal, la tercera categoría del básquetbol argentino. ¿La prioridad del club? Nutrir al equipo de identidad con los chicos de la cantera y, en líneas generales, también con players de la provincia.
Solo hay una excepción a la regla. Y es producto de una grata coincidencia. El pivote santefesino Santiago González (37), emblema de la Liga Argentina -la Segunda del básquetbol nacional- y ganador de cuatro ascensos a la Liga Nacional, será parte del plantel aurirrojo. Se trata de un enorme valor agregado que desembarcó en Posadas para establecerse con su familia -su esposa es misionera- y que significará un sostén enorme para los más jóvenes.
“Sin lugar a dudas, cuando un club empieza de cero, a barajar y dar de nuevo, a plantearse objetivos alcanzables, que sean desafíos pero realistas, eso es fundamental. Arrancar de esta manera ya es un punto ganado. Con un plan así, no tengo dudas de que este reinicio puede marcar un gran futuro para Tokio”, sintetizó el experimentado player a EL DEPORTIVO.
González jugó en Gimnasia y Esgrima de Santa Fe, Boca Juniors, Lanús, Echagüe de Paraná, Racing, Echagüe de Avellaneda, Echagüe de Capital Federal, Monte Hermoso, Argentino de Junín, San Martín de Corrientes, Instituto de Córdoba, Salta Basket y San Isidro de San Francisco.
Y por algo le dicen el “Señor de los Ascensos”, tiene cuatro en el bolsillo, con Argentino (2010 y 2012), San Martín (2014) e Instituto (2015), siempre a la Liga Nacional. Además, es psicólogo deportivo. Por todo eso, muchos aseguran que será el jugador a seguir en el próximo Federal.
Santi, ¿cómo fue tu llegada a Posadas?
La idea surgió a raíz de la incertidumbre que estábamos viviendo en San Francisco, Córdoba. Venía de jugar en Salta y fui contratado por San Isidro para jugar la Liga Argentina, pero por la pandemia el torneo no tenía fecha de inicio. Y en razón de esa incertidumbre es que llegamos acá a principios de agosto. Estábamos invirtiendo nuestro tiempo en algo que no iba a salir, entonces decidimos con mi mujer establecernos acá. Fue una situación más que nada desde lo familiar, porque previamente veíamos esa posibilidad. Mi señora es de acá. Toda esa incertidumbre hizo que tomáramos la decisión.
¿Y cómo surge lo de Tokio?
Yo sabía que Tokio hacía mucho que no jugaba el Federal. Y mirá, el básquetbol te da muchas relaciones, muchos contactos. Nico Fulquet (N. de R.: exjugador y actual vice de Tokio) fue uno de ellos, si bien nunca compartimos equipo. Y bueno, junto con el entrenador Agustín Ponissi, que se enteró que iba a venir acá, empezamos a charlar. Allá por octubre, cuando me instalé en Posadas, me preguntaron sobre la posibilidad de jugar si el club entraba al Federal. Y les dije que sí, que lo podíamos analizar. También les aclaré que me podía sumar en modo part-time, ya no en doble turno, porque la idea mía también es insertarme en cuanto a lo laboral. Yo soy psicólogo clínico especializado en deporte. Me dijeron que sí, pasó el tiempo y ese sondeo se transformó en un hecho.
¿Cómo combinas la faceta de jugador con la de psicólogo?
Es algo que uno ya lo tiene inculcado. Cuando soy jugador, no soy psicólogo. Y cuando trabajo con mis pacientes, no soy jugador. No obstante, a uno siempre le juega ese entrecruzamiento, eso de estar jugando y dar una indicación, una palabra de ayuda al compañero. O por ejemplo, cuando hablás con tus compañeros, que sin quererlo muchas veces lo hacés desde el lado de la psicología. Y lo mismo me pasa desde el lado del deportista. Llego a Tokio para jugar al básquet, lo otro es un plus que tampoco pretendo que aflore, pero que irremediablemente aparece de manera involuntaria en algunos momentos.
Con tu experiencia… ¿cómo vivís la previa rumbo al Federal?
Muy contento, a la espera del 26 de febrero. Contento porque, en caso de querer retirarme a los 37 años, está bueno que la decisión la tome uno y no la pandemia. Creo que está bueno tener ese poder de decisión como deportista, así que veremos ahora cómo nos va en esta minitemporada que se va a jugar.
¿Cómo encontraste a Tokio?
Hablé mucho con Nico, me contó que desde hace rato están intentando organizarse a nivel club en todo sentido. Y es como que barajaron y dieron de nuevo. Durante mucho tiempo se jugó el Federal y el club necesitaba una reestructuración. Creo que todos los clubes, en algún momento, necesitan parar la pelota y pensar cuál es el objetivo institucional, hacia dónde quieren ir. Y esta primera experiencia va a servir para eso.
¿Notás expectativa en el club por el regreso al Federal?
Se lo festeja como un logro al hecho de poder participar, con todo lo que conlleva jugar en la tercera categoría del básquetbol argentino. Y desde mi perspectiva, me resulta algo muy positivo no hacer un salto de cero a diez, si no empezar desde abajo, ver dónde está parado el club y de ahí ser más ambiciosos con los objetivos.
¿Este reinicio puede significar el primer paso para algo grande para Tokio?
Sin lugar a dudas, cuando un club empieza de cero, a barajar y dar de nuevo, a plantearse objetivos alcanzables, que sean desafíos pero realistas, eso es fundamental. Arrancar de esta manera ya es un punto ganado. Con un plan así, no tengo dudas de que este reinicio puede marcar un gran futuro para Tokio.