En un partido plagado de polémicas, River Plate hizo méritos y ganó anoche por 2-0 sobre Palmeiras en San Pablo, pero el 0-3 en contra de la ida no le permitió avanzar a la final y quedó eliminado en semis de la Copa Libertadores.
El Millo salió a buscar la épica desde el vamos, pero fue el local quien tuvo la primera más clara, a los 9, cuando Franco Armani se lució para ganarle un mano a mano clarísimo a Rony.
Después de ese susto, el team de Marcelo Gallardo comenzó a crecer ante la tibieza de Palmeiras, que -tal como en el primer partido- se limitó a defender, esperar una contra y, de paso, hacer tiempo.
River no tardó en llegar al arco rival. A los 27, tras un buen robo en la salida, Paulo Díaz avisó con un pelotazo que Weverton mandó al córner. Y de ese tiro de esquina llegó el 1-0 para la visita, con un soberbio cabezazo del paraguayo Roberto Rojas.
El gol generó confusión en Palmeiras, que había hecho poco hasta entonces y, de allí en más, sólo tuvo lugar para el nerviosismo, más todavía a los 39, con la lesión y cambio obligado de Gustavo Gómez.
River inclinó la cancha y a los 43, tras un centro de Gonzalo Montiel que Matías Suárez impactó a medias, Rafael Santos Borré apareció por el segundo palo para empujarla a la red y concretar el 2-0. El milagro parecía tomar forma en la noche paulista.
El complemento arrancó con un aluvión de River, al punto que a los 6 llegó el esperado tercer gol, cuando un centro de Fabricio Angileri encontró en el segundo palo a Montiel, quien le pegó de aire y decretó el 3-0.
Sin embargo, tras largos minutos de incertidumbre, Esteban Ostojich anuló el gol a instancias del VAR, en razón de un confuso offside previo de Santos Borré: no quedó claro si el “pase” al colombiano fue de un compañero o producto de un rebote en un rival.
Y el VAR volvió a ser protagonista a los 29. Es que Matías Suárez enganchó en el área y cayó tras una presunta infracción de Alan Empereur. Ostojich cobró penal y Montiel se preparaba para patearlo, pero el árbitro fue advertido, revisó la jugada y anuló el fallo. En la repetición quedó claro que el delantero cordobés simuló la falta.
Ya con diez por la doble amarilla a Rojas, River no bajó los brazos y continuó tras el milagro. La más clara fue a los 38, cuando Santos Borré capturó un rebote en el área chica, pero el palo le dijo que no.
El Millo peleó hasta el final e incluso inclinó la cancha hasta el último aliento y con un jugador menos, ante un Palmeiras atemorizado que jamás reaccionó, pero el tercer gol no llegó y el milagro, aunque parecía merecido, finalmente no se pudo concretar.