En la multitud de consejos se halla la sabiduría, y hablando de personas sabias en cuanto al manejo de las finanzas personales, hoy vamos a considerar lo que la abuela Ely (mi mamá) nos puede enseñar en cuanto a la buena administración de la economía familiar.
Escuchar a nuestros mentores mayores es una forma de honrarlos y en oportunidad del mes de la madre, mi homenaje es aprender de ella.
La describo como proactiva, ayornada a los tiempos, conectada a las redes con sus setenta y tantos. De Elsa podemos aprender que es positiva, con mentalidad de riqueza, de abundancia, nunca escuché de su boca una queja o lamento en razón del dinero.
Y la avaricia ese afán o deseo desordenado de poseer riquezas, bienes, posesiones u objetos de valor abstracto con la intención de atesorarlos para uno mismo, mucho más allá de las cantidades requeridas para la supervivencia básica y la comodidad personal, lo ha canjeado por la generosidad.
El ahorro es parte de su forma de vida, es programada y sistemática, siempre considera un margen de sus ingresos para ello. Como forma de garantizar tranquilidad y previsión para ella y su familia.
Lleva registros, Ely usa su agenda, es organizada: para hacer una compra previamente anota y de esta forma no se dispersa o desenfoca de sus objetivos. Anota sus objetivos.
Tiene proyectos y sueños, siempre se fija nuevas tareas para ella misma o para su casa, y busca precios y suele apelar a descuentos.
Se maneja con tarjeta de débito, no crédito, esto le permite salir con tranquildad al no manejar efectivo, no pierde tiempo en cajeros y tiene centralizados sus recursos en un único lugar.