
A pesar de que todavía quedan algunas actividades no exceptuadas de la cuarentena obligatoria, la Provincia de Misiones ya tiene activo casi al 80% de los trabajadores del sector privado, de acuerdo a un informe basado en datos de la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos).
Al 11 de junio el registro de trabajadores activos llegaba a 77%, de acuerdo al gráfico que acompaña este informe, mientras que el 20 de marzo, al inicio de la pandemia, solamente el 44% de los trabajadores continuó con sus actividades. Esos fueron los que cumplen funciones en rubros considerados esenciales y que fueron exceptuados.
Jujuy y Tucumán son las provincias con mayor nivel de actividad al 11 de junio, con 90% del empleo formal en funciones. Mientras que en el otro extremo de la tabla, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (49%) y Provincia (60%) son las que continúan más retrasadas en su reactivación económica.
En ambos casos se entiende que son principalmente las zonas de mayor número de contagios de COVID-19 que registra el país. De hecho, en las últimas horas, la cuarentena dio un paso atrás y registró un endurecimiento. Este no es un dato menor ya que es el área económica que concentra gran parte del producto generado en Argentina.
Según los datos recolectados hasta comienzos de junio por el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), que depende del Ministerio de Desarrollo Productivo, utilizando datos de la AFIP, 15 provincias tienen más del 80% del empleo habilitado mientras que otras 6 poseen entre el 75% y el 80% de los trabajos en funcionamiento.
Paralelamente, el relevamiento mostró que la industria manufacturera está plenamente habilitada en casi todo el país, salvo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), y que la actividad comercial está habilitada en un 95% en 20 provincias.
La reactivación del trabajo fue uno de los pocos puntos positivos que resaltó el CEP en este contexto de pandemia a través de su “semáforo de la economía real”. Los otros aspectos que tuvieron un carácter esperanzador fueron la desaceleración de la inflación de alimentos en supermercados, que pasó del 2,5% en marzo al 0,8% en mayo (por los bajos niveles de consumo), las ventas en supermercados y autoservicios mayoristas, y el crecimiento en las exportaciones de productos primarios.
Por otra parte, se destacó que la gradual puesta en marcha de la economía también se reflejó en otros indicadores como el consumo de energía en las plantas industriales que, según CAMMESA, se recuperó en la mayoría de los sectores aunque “todavía permanece por debajo de los niveles precuarentena”.
A pesar de los alentadores indicadores, el informe aclaró que las secuelas de la pandemia ya comenzaron a sentirse. Esto se percibió al observar que, entre febrero y abril, alrededor de 15 mil empresas dejaron de presentar declaraciones juradas de seguridad social ante la AFIP, con una incidencia relevante del sector de hoteles y restaurantes.
Además, en marzo se redujeron 48 mil puestos de trabajo asalariado formal, lo cual significó una caída mensual del 0,8%, la mayor disminución desde la crisis de 2002. De acuerdo al análisis, esto no se produjo por despidos sino por ausencia de nuevas contrataciones, que no lograron compensar las bajas por renuncias o finalización de contratos.





