Durante cuatro horas las hijas de 2 y 6 años (edades confirmadas por la Justicia) de Sonia Fátima Cerpa permanecieron ocultas en el monte aterrorizadas. Corrieron, escaparon desesperadas porque su madre les suplicó que huyeran como pudieran mientras ella se desangraba y seguía recibiendo estocadas en el pecho, cuello, cabeza, en las piernas, literalmente masacrada.
La menor de 6 agarró del brazo a la de 2 y corrieron trillo, chacra y monte adentro. La más chica lo hizo pese a su corta edad y discapacidad motriz. Escaparon hasta ocultarse entre plantas y árboles, tiradas en el piso con la cara contra el suelo, una pegada a la otra, para que ni su respiración se pudiera oir.
Pasadas las 11 escucharon los primeros gritos de sus nombres, que se acercaban hacia donde estaban, pero no respondían por miedo a que sea “El Cuerero”, el mismo hombre que vieron apuñalar a su madre, el mismo del que habían escapado -por primera vez- varias semanas antes cuando las mantuvo aisladas junto a su madre en una precaria construcción durante dos meses durmiendo en la tierra y entre retazos de cueros de vaca, sin luz, ni la menor condición de salubridad.
Cuando la mayor reconoció que la voz era de Isabelino Cerpa (29), uno de sus catorce tíos, rompió en llanto pero no se desprendió del brazo de su hermana, ambas siguieron boca abajo hasta que las vio y sujeto entre sus manos.
“A las 10.30 me avisó mi cuñado y llegamos corriendo, para comenzar a buscar en el monte, una hora después con Roberto (hermano) vimos a las guainas tiradas en el piso, quietitas, boca abajo para que ‘El Cuerero’ no las viera ni oyera. Era pleno monte”, relató a PRIMERA EDICIÓN.
“Fue desesperante la búsqueda, vi a mi hermana muerta y desangrada y corrimos a buscar al asesino y las nenas. Entramos a un trillo y seguimos hacia un pastizal hasta que perdimos el trillo, entonces empezamos a gritar un buen rato, hasta que la mayor reconoció nuestras voces. Las dos estaban con mucho miedo, coloradas, quemadas por el sol, habían corrido mucho”.
“Las alzamos y sacamos despacio, hasta que nos ayudó la policía y las llevaron al hospital y luego con mi madre”, amplió Isabelino el viernes, minutos después del entierro de Sonia Cerpa.
“Todavía no tenemos explicación de lo que pasó, yo sólo confío en que tarde o temprano va a ser capturado este asesino. Queremos justicia y vamos a seguir rastrillando todos los días hasta encontrarlo”.
Roberto Cerpa (42) compartió la misma charla con este Diario y sobre la búsqueda de Valdir Prestes Barbosa (34) conocido como “El Cuerero”, aseguró: “Nosotros somos una familia numerosa, con muchos amigos que nos apoya y no quieren que este tipo haga más daño, es peligroso, mata, no jode (…) Que la Policía y la Justicia hagan lo que deben”.
Sobre el sospechoso contextualizó: “Por primera vez en el pueblo (Dos Hermanas) apareció hace diez años, estuvo un tiempo y desapareció. Varios años después volvió pero nunca lo vimos con la gente, no iba a jugar al fútbol, no salía, era raro, vivía solo y hacia las artesanías con cuero”.
“Cuando mi hermana se separó y fue a vivir con este hombre, perdimos contacto con ella y los hijos, los mantenía aislada en Laguna Azul (cerca del casco urbano de Dos Hermanas), no la dejaba salir. Después regresó con su esposo y se fueron a la chacra, como 50 kilómetros más lejos. Hasta allá fue a matarla”.