Pesadez, hinchazón, “arañitas”, hormigueo, y várices son algunos de los síntomas de la enfermedad venosa crónica (EVC), una afección que sufren ocho de cada diez personas en todo el mundo.
Los especialistas advierten que no se trata de un problema estético sino que afecta severamente la calidad de vida de quienes la padecen, es por ello que la una rápida consulta con el médico especialista resulta fundamental.
Esta enfermedad afecta a las venas que son las encargadas de retornar la sangre hacia el corazón. En los miembros inferiores, este trabajo es realizado en contra de la gravedad y el organismo se vale de las válvulas de las venas y del bombeo que ejercen los músculos para hacer dicho trabajo.
En los casos de enfermedad venosa crónica, las paredes de las venas se debilitan y las válvulas se dañan, y por ello es que las venas permanecen llenas de sangre
“Primera Plana”, transmitido por la 89.3 FM Santa María de las Misiones, charló con la doctora Mabel Busatti (M.N. 57716), especialista en Flebología y Linfología y médica de planta honoraria del sector de Flebología y Linfología del Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires, para conocer más acerca de esta afección.
“La población más afectada es la que llamamos económicamente activa, entre los 30 y 60 años, y fundamentalmente hay un predominio marcado a favor de las mujeres. Hay una relación de cuatro mujeres por cada hombre con esta enfermedad. Esta diferencia en la presentación de las manifestaciones clínicas se debe a las hormonas femeninas y a los embarazos”, indicó Busatti.
De todas maneras, la doctora aclaró que esta enfermedad también se puede presentar en personas fuera de este rango etario. “También se puede presentar, pero es menos frecuente“, dijo.
En cuanto a las características que presenta esta enfermedad, Busatti explicó que cuando hablamos de un trastorno venoso crónico, hay que a hablar de signos y síntomas.
“Signos son aquellas manifestaciones que hacen visible a un padecimiento venoso crónico, como por ejemplo, la presencia de las ‘arañitas’ vasculares, o la presencia de várices, o de una úlcera venosa, o de la hinchazón de las piernas, todos esos son signos visibles que nos hablan de que hay una enfermedad venosa crónica“.
“En cuanto a los síntomas, son aquellos que el paciente refiere, como la pesadez, el dolor, la picazón, la sequedad, esos son los síntomas que pueden presentar estos pacientes“, continuó.
Estos están habitualmente presentes en la mayoría de las mujeres, por lo que no siempre se debe a una enfermedad venosa, pero como indica la doctora, siempre conviene realizarse estudios.
“La mujer puede levantarse a la mañana con las piernas normales y durante el trabajo ir aumentando, y puede no deberse a una enfermedad venosa, puede simplemente deberse a una condición de estar de pie o sentada, o por condiciones climáticas como el calor. Pero siempre es conveniente estudiar cuando la paciente tiene esos síntomas y signos porque muchas veces pueden tener correlación y correspondencia con una enfermedad venosa“, contó.
“Hay estudios totalmente específicos y no invasivos para detectar esta condición, es decir, que no duelen, que no se pincha al paciente, como es el eco Doppler color, que nos permite tener imágenes del sistema venoso y ver la funcionalidad del mismo”, detalló Busatti.
Si bien esta enfermedad no tiene cura, sí existen diversos tratamientos dependiendo de la propia anatomía del paciente y el estadio de la enfermedad. La recomendación es iniciar el tratamiento lo antes posible y no discontinuarlo para así evitar su avance.
“Los tratamientos venosos son crónicos y progresivos si no se tratan. Hay que estudiar cada caso individualmente, existen tratamientos, pero en la mayoría de los casos no hay una curación definitiva. Igualmente, con el tratamiento correcto y viendo donde se origina la cascada fisiopatológica que desencadenó la enfermedad, podemos restituir ad integrum la funcionalidad del sistema venoso”, indicó la doctora.
“Pero cuando hablamos de prevención y curación, no sólo es para evitar que aparezcan signos y síntomas de enfermedad venosa, sino porque una vez instalada la enfermedad es muy importante poder evitar la progresión, porque cuando la enfermedad progresa lo hará hasta estadíos más severos que pueden llevar a una discapacidad“, advirtió.