Teniendo en cuenta los tiempos peligrosos que se viven en materia de seguridad, Natalia -quien es conductora de un taxi en el turno noche- decidió ofrecer el servicio de traslado para mujeres en ese horario, “por la seguridad de las pasajeras y la mía”, afirmó a PRIMERA EDICIÓN.
Hace dos años comenzó a conducir un taxi en Posadas y “tengo el turno de la noche, estoy de 19 a 6 de la mañana. Hace poco más de un año que ofrezco el servicio de taxi para mujeres por la noche, en mi turno”.
Es que, al poco tiempo de comenzar con este trabajo, detectó que “cada vez que llevaba una pasajera me decía que le diera mi número, así podía mandarme un mensaje para que la busque o para que lleve a sus hijos o hijas. Las mujeres se sienten más cómodas a veces con otra mujer y me parece más seguro también para mí. Llevo a cualquier pasajero que se me asigne, no tengo problemas con eso, pero desde hace poco más de un año las mismas pasajeras se fueron pasando mi número y me mandan mensajes para que las lleve, se fue viralizando. Hace poco abrí mis redes sociales, pero mis propias clientas se fueron compartiendo el número e incluso publicando en sus redes”, aclaró.
Contó también que son muchas las mujeres que utilizan el servicio de taxi en horarios nocturnos: “Enfermeras, mozas, médicas, policías… hay muchas mujeres que trabajan en turnos nocturnos y que se sienten mejor viajando con una taxista mujer”, indicó.
Oportunidades
Inmersa en una profesión en la que los hombres son mayoría, Natalia explicó que “comencé a trabajar como conductora de taxi por un amigo, me preguntó que si me animaba y le dije ‘por supuesto que sí, manejo desde los 14 años’. Hice todos los trámites requeridos y me largué. lo hice como algo transitorio y me gustó, ya llevo dos años haciéndolo”.
En ese tiempo “la verdad, no tengo ni una queja de mis compañeros: desde que comencé a trabajar siempre me apoyaron, me hicieron sentir parte, me cuidan. Además, cuando comencé no tenía idea de dónde quedaban algunas calles y ellos me ayudaron, me enseñaron”, reconoció.
Siempre se dedicó a la venta, pero con los títulos de secretaria administrativa, maestra jardinera y múltiples cursos que hizo de distintos tipos, como peluquería, protocolo y ceremonial, inglés… “nunca conseguí un trabajo estable: acá hay mucha burocracia, tenés que ser ‘conocido de’ o ir recomendado por, y si eso pasa, no importa si tenés títulos o no, entrás a trabajar, pero si no tenés eso, no tenés posibilidades. Por eso cuando me ofrecieron este trabajo no dije que no, trabajé toda mi vida y fue un desafío, me gustó y me va bien. El auto no es mío, y mi turno es el de la noche , manejo de noche y duermo de día”, indicó.
Malas experiencias
Natalia contó que “yo llevo a quien me asignen, pero mi número se lo doy sólo a mujeres, porque me pasó que hay hombres que confunden amabilidad y simpatía con otras intenciones”.