La caminata en silencio comenzó en la rotonda de acceso al pueblo y culminó en la plaza central donde se realizó un acto y entrega de petitorio a las autoridades municipales.
Con miedo y mucha angustia, pero con la firme intención de no callar más, el grupo expuso la situación de la localidad, donde ha crecido el delito, pero “no cuenta con cámaras de seguridad en lugares públicos”.
“No nos callamos más, pedimos que en la comisaría nos atiendan mujeres formadas con la capacitación de la Ley Micaela, un sistema sanitario eficiente para las víctimas para contención física y psíquica”, pidió la organizadora de la caminata Fatima Rosado, vecina de Candelaria y militante del Frente de Mujeres del Partido Agrario y Social.
La marcha surgió tras las denuncias de dos abusos sexuales en lo que va del año en Candelaria, una de ellas contra una menor de 15 años quien sufrió una violación múltiple en el baño público de un balneario.
El otro caso tiene como víctima a una adolescente de la misma edad y por el cual es buscado intensamente un hombre de 64 años, muy conocido en Candelaria.